Opinión

¡Saquémosle el jugo a los planes de gobierno!

Muchos argumentan que los planes de gobierno terminan siendo documentos que se publican, promocionan y comparten durante la campaña, pero que terminan olvidados en el ejercicio del gobierno, en donde son otras las orientaciones y las prioridades que paran pesando en la agenda de políticas públicas que terminan ejecutando los gobernantes.

Por otro lado, existen algunos que critican que los planes de gobierno terminan siendo únicamente un requisito que los partidos presentan al electorado, que no influye en la decisión del votante y que terminan, en el mejor de los casos, almacenados en libreras, en donde pasan a la historia.

Quedan ahí, como esfuerzos político-académicos en los que los partidos presentan diagnósticos, problemas y posibles soluciones para muchos de los problemas que enfrentamos en el país.

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No obstante, creo que podemos aprovechar esta campaña y la gestión del próximo gobierno para que los planes de gobierno se puedan convertir en una hoja de ruta para monitorear y evaluar el desempeño de las autoridades, así como en un instrumento de fiscalización.

De hecho, puede ser un instrumento útil de política pública en el período de transición, que será complejo, por el contexto político que prevalece en el país. El binomio ganador deberá ser muy hábil para coordinar un proceso de transición transparente, políticamente efectivo y que no debilite ni erosione su legitimidad y credibilidad.

El proceso de transición puede ser una oportunidad para que las autoridades salientes, de manera coordinada y ordenada en un proceso intenso, con las autoridades que gobernarán los próximos cuatros años, implementen un proceso que permita analizar de manera transparente y crítica la situación en la que se encuentran las instituciones públicas.

En este caso, uno de los factores clave que determinan los alcances y resultados del proceso de transición es la disposición y voluntad política de las partes a compartir información, participar activamente en los espacios de intercambio y diálogo, y a trabajar de manera coordinada. Esto es clave. El peor de los escenarios es que nos topemos con que prevalezca el miedo y la desconfianza.

La transición para el caso de las autoridades que asumirán en el Ejecutivo se deberá implementar en dos áreas: Una con el gobierno en funciones y otra con el actual Congreso de la República, y lo deberá realizar simultáneamente.

Cada uno de esos espacios requiere una estrategia y un marco de acción diferenciado, pero muy coordinado, y los binomios de igual manera tendrán distintos desafíos. La situación no será la misma para una UNE, que tiene la segunda fuerza política en el actual Congreso, a la que eventualmente enfrentaría Vamos, que no tiene diputados en esta legislatura.

No digamos la situación que están enfrentando muchos alcaldes que fueron electos pero que no tienen la apertura ni la disposición de los alcaldes que les entregarán el poder. En algunos casos, se han registrado situaciones tensas que hacen tambalear la gobernabilidad y estabilidad política de los municipios. No se habla mucho de estos casos, pero hay que ponerles atención.

Creo que los planes de trabajo pueden ser instrumentos muy útiles de política pública que las autoridades pueden utilizar, no solo en campaña, sino también en el período de transición y durante su gestión para orientar sus acciones.

De igual manera, los ciudadanos los podemos aprovechar para analizar nuestro voto y como mecanismos de monitoreo y evaluación de la gestión de las próximas autoridades. Que no se repita la historia. Saquémosle el jugo a los planes de gobierno. ¿Qué opina usted?

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