Pensaba uno que los tiempos de la mezcla imposible de la sotana con el fusil habían ya pasado en la Iglesia romana y católica, pero parece ser que un mal hábito cuesta mucho que muera.
Hay quien ha dicho que una idea no puede morir y que una mala idea a veces pareciera no morir nunca, pues el corazón del hombre endurecido y sin la gracia de Dios es muy duro y soberbio y no se arrepiente ni hace enmiendas de sus pecados.
No sé yo si el papa Bergoglio comprende lo que acaba de intentar legitimar en Guatemala, al nombrar a un activista político y colaborador de la guerrilla y teólogo de la liberación, como el obispo Ramazzini, al cardenalato y arzobispado de la Iglesia católica de Guatemala.
Habría que recordarle a Su Eminencia, los más de 40 mil muertos que la guerra de guerrillas nos dejó en tres décadas de más de la segunda mitad del siglo XX en Guatemala, guerrilla que los comunistas socialistas y teólogos de la liberación católicos renegados y herejes iniciaron. Recordarle los más de 4,500 soldados, patrulleros civiles, oficiales del ejército, especialistas militares muertos y lisiados de por vida (más de dos mil lisiados solo en el ejército) y los miles de miles de humildes ciudadanos indígenas campesinos, muertos, asesinados, torturados, reclutados por la fuerza a las guerrillas. Recordarle, por ejemplo, la historia de don Tomás Guzaro, “Escaping The Fire” (“Escapando de las llamas”, en español) y los miembros de su iglesia evangélica y los miles de católicos que fueron masacrados, torturados y asesinados por ser cristianos y no querer irse con la guerrilla asesina del EGP o la ORPA o las FAR o el PGT; todos miembros después de la fracasada y derrotada URNG (lacayos de cubanos terroristas como Fidel y Raúl Castro o del socialista del Alba Daniel Ortega, en Nicaragua sandinista y actual) que masacraron y mataron al pueblo de Guatemala sin misericordia por 36 años. ¿No fue suficiente ya tanta sangre, Su Eminencia?
Cómo es posible que habiendo tanto sacerdote, obispo, religiosos y millones de fieles católicos correctos y fieles aún a la Iglesia del papa y a Roma, que no solo sufrieron a manos de jesuitas renegados, monjas y sacerdotes Maryknoll, monjas del Belga y hasta miembros de órdenes religiosas católicas rebeldes que se fueron a la montaña a masacrar soldados y poblaciones civiles, miembros renegados de la Iglesia que fueron reprendidos y hasta amonestados como el S. J. Arrupe, superior de los jesuitas, suspendido por Juan Pablo II por la defensa de actividades subversivas y comunistas en toda la América Latina por los jesuitas bajo su responsabilidad.
Ahora, sabiendo todo esto, este papa, regrese a ese dolorosísimo pasado luego de 36 años de sangre y muerte con la participación de una buena parte de la iglesia y de esos jesuitas y otros religiosos, en esa revolución insurgente de marxistas y de teólogos de la liberación. Especialmente oprobiosa fue la colaboración con César Montes, Turcios Lima, Yon Sosa y demás colaboradores y guerrilleros como Stein Barillas, Porras, Gutiérrez, Gurriarán, Gerardi, etc., en el adoctrinamiento y reclutamiento en los mismísimos colegios católicos como el Liceo Javier, el Liceo Guatemala, el Belga, el Monte María, y los institutos públicos como la Escuela Normal, el Aqueche, la Escuela de Comercio y el Inca, de jóvenes guatemaltecos adolescentes indefensos, impresionables y vulnerables, para la pena eterna de sus padres y sus familias, y usar esas escuelas católicas y laicas estatales para reclutar guerrilleros para los grupos terroristas dentro de esa juventud inocente.
Todo lo anterior es lo que Ramazzini representa y en lo que participó, ayuda y ayudó activamente a crear: Grupos de delincuentes como CUC, Codeca, Conic, CNOC y RUOG, todos ellos creaciones de guerrilleros y de algunos sacerdotes como Ramazzini, que crearon ese caos e infierno en Guatemala, y causaron y causan bloqueos de carreteras en todo el país y quemas de fincas, destrucción de minas e hidroeléctricas, voladuras de puentes, secuestro y extorsión en la guerra de guerrillas, de más de cien empresarios y trabajadores de confianza y gerentes del sector privado, robándoles más de 45 millones de dólares en secuestros a empresarios y extorsiones a fincas y plantaciones de todo tipo ¡en todo el país!
¿Cómo es posible que la curia romana no sepa esto? ¿Cómo la diplomacia más antigua y uno de los Estados más antiguos de la historia de la humanidad no vio y evaluó este gravísimo antecedente y el enorme daño que en potencia pueda hacer una conferencia episcopal y ahora un arzobispado y cardenalato tomado por una ideología política extremista, hereje y apóstata como la teología de la liberación, de la cual el obispo Ramazzini y Gonzalo de Villa, por ejemplo, son los “poster child” en Guatemala?
¿Cómo es posible que el mismísimo papa nos haga esto a todos los guatemaltecos y a los católicos que lo único que anhelamos es la paz y que se nos deje practicar nuestra fe en paz y sin política de ninguna estofa dentro de la Iglesia?
Es, sin duda alguna, una catástrofe lo que ha hecho Roma al nombrar a semejante colaborador de la guerrilla asesina y secuestradora a la más alta jerarquía católica en el país. Es algo así como querer santificar, justificar y promover el secuestro la extorsión y el asesinato desde la autoridad eclesial. ¡No puede ser! ¡De verdad! ¡No puede ser!
Dios Todopoderoso y María Santísima iluminen a su eminencia el papa Francisco y lo hagan recapacitar y retroceder esta enorme equivocación y destrucción en potencia para un pueblo guatemalteco y católico devoto que no se merece que sus autoridades más altas lo traten y ataquen de esta manera tan terrible! Dios lo ilumine, Su Eminencia. ¡Amén, Jesús y María! VJMJCh