El abogado es por definición un defensor de causas perdidas. Al menos el buen abogado siempre lo ha sido y lo será. Como dijo Séneca, el abogado correcto emulo del quijote, hace lo correcto no por recompensa, dinero, fama o devoción de su cliente o del foro o de su país, sino que hace lo correcto porque eso es lo que hay que hacer siempre y esa es su recompensa: hacer lo correcto.
En ese sentido, hoy que escribo estas líneas, que dicho sea de paso es el día de Nuestra Señora de la Merced (quizá el templo católico colonial mas emblemático y bello de la colonia española, tanto en la Nueva Guatemala de la Asunción como en Santiago de los Caballeros), es el abogado correcto y abnegado, exactamente igual que el juez, el fiscal o el magistrado, ¡el alma de la toga! ¡El quijote! El idealista empedernido, al que no le importa cuántas veces se tope con el muro inmenso de la injusticia, la mentira y la ignominia, él sigue luchando, sigue tratando, sigue su lucha hasta vencer o morir, pues la vida correcta es eso, lucha, y lo más importante, la lucha por los principios, la lucha por un ideal.
“El abogado es por definición un defensor de causas perdidas. Al menos el buen abogado siempre lo ha sido y lo será. Como dijo Séneca, el abogado correcto emulo del quijote, hace lo correcto no por recompensa ni fama”.
Así pues, como cuando el Quijote se amarró el cincho, se apretó el yelmo a la barbilla, ciñó su lanza, espoleó al Rocinante y se lanzó decidido contra los molinos de viento, a pesar de los ruegos de su escudero, Sancho Panza, ¡así el abogado, el juez, el fiscal y el magistrado deben arrojarse contra la injusticia y la mentira, aunque los molinos de viento traben su lanza en el aspa y los lancen por los aires y los descalabren una y otra vez!
Esa es la imagen con la que quiero dejar a los cientos de colegas abogados, jueces, fiscales y magistrados que todos los días por la patria, por la república, por la libertad y por Guatemala ¡se lanzan a la batalla!
¡Por esos hombres y mujeres, por ellos y su ejemplo es que vale la pena levantarse en la mañana y seguir luchando!
Mis respetos a los abogados que viven y luchan por ese ideal. ¡Y que la República de Guatemala, la niña de nuestros ojos, crezca libre y fecunda!