Un país de oportunidades, una sociedad que no le dé la espalda a la juventud y se preocupe por el futuro de una parte muy importante del país. El escenario para los jóvenes no resulta muy prometedor cuando vemos los niveles de delincuencia e inseguridad, las pocas oportunidades de empleo y la precariedad en los servicios públicos, entre otros problemas que la juventud está enfrentando.
La situación se vuelve crítica cuando evidenciamos que muchos partidos políticos le dan la espalda y están ignorando las demandas y exigencias de la juventud. Los partidos, como instituciones débiles, no han tenido la capacidad de ser los entes articuladores entre la institucionalidad pública y los jóvenes. Esto sucede, en términos generales, con todos los grupos de la sociedad. Los partidos no han logrado establecer canales de comunicación.
“Un futuro prometedor se puede construir para la juventud si se logran encontrar e implementar soluciones públicas y privadas”.
En muchas ocasiones, los partidos instrumentalizan a los jóvenes en las campañas electorales dado que son los que tienen más energía y entusiasmo, terminan siendo los que “amenizan” y “alegran” los mítines y actividades de campaña. Son los que colocan en los postes los carteles, los que andan distribuyendo los volantes y un sinfín de actividades, importantes para la campaña, pero son irrelevantes en la representación y toma de decisión. Desde luego, hay partidos que no replican estas prácticas.
Los partidos deberían abrir canales de comunicación y relación con los jóvenes, sentarse a escucharlos, conocer sus problemas, analizar las demandas y presentar soluciones. No se imaginan todo lo que los jóvenes pueden aportar y decir.
En este sentido, un estudio reciente elaborado en la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes) se acercó a los jóvenes y en grupos focales que se llevaron a acabo en varios departamentos del país se recolectaron los sentires, preocupaciones, demandas y exigencias que los jóvenes tienen hacia los partidos políticos y las principales problemáticas que están enfrentando en el día a día.
Resulta muy motivador ver que los jóvenes en el país cada día son más críticos con prácticas como la corrupción, están preocupados por las pocas o casi nulas oportunidades laborales que lamentablemente el sistema les ofrece o por la inseguridad, el crimen y el narcotráfico. Los jóvenes están preocupados por el país. Quieren vivir en una sociedad en paz, con bienestar y desarrollo.
Un futuro prometedor se puede construir para la juventud si se logran encontrar e implementar soluciones públicas y privadas que articulen esfuerzos para crear condiciones favorables para alcanzar, por ejemplo, una mejor educación, un sistema de salud que atienda las necesidades de los jóvenes, la generación de empleo digno para que la juventud tenga una vida plena e integral.
En ese sentido, los agentes políticos y económicos deberán establecer una agenda de país que permita generar un balance armónico entre las políticas económicas y las sociales, que generen un desarrollo humano integral, equitativo y justo. Hay que invertir hoy en la niñez y la juventud para que mañana sean personas adultas y productivas con oportunidades y capacidades.
Si lo tratamos de poner en dos platos, capitalizar la oportunidad del bono demográfico que tenemos implica realizar, desde este momento, una adecuada y sostenida inversión en políticas públicas sociales en la niñez y la juventud. Dar esperanza y oportunidad, no frustración y exclusión, a una juventud que no tiene oportunidades de trabajo digno y que muchos de ellos laboran en situaciones precarias, incluso en condiciones de explotación laboral extrema, que no tiene una educación ni salud de calidad. Estamos cultivando una juventud sin esperanza, sumida en una permanente frustración, que vive el día a día, sobreviviendo en contextos violentos y sin oportunidades. ¿Qué opina usted?