Estamos en la antesala del inicio de un nuevo ciclo político en la vida política del país. El presidente Alejandro Giammattei llega en un contexto político muy complejo: La prolongada crisis política, el debilitamiento institucional, el proceso regresivo en materia de avance en muchas áreas, una precaria situación financiera del Estado, mucha desesperanza y crecientes demandas de la población.
Los inicios del gobierno son la excusa perfecta para hacer un balance de los éxitos y fracasos de la anterior gestión. El balance en este sentido apunta a que el gobierno de Jimmy Morales pasará a la historia como uno de los peores gobiernos de la historia, desde muchos aspectos y considerando varios elementos. No es mi propósito profundizar en estos detalles. Esto se realizará en varios espacios y desde diversas perspectivas.
No obstante, quiero referirme a tres de los retos en materia de gestión política y gobernabilidad que enfrentará la administración de Giammattei. Lo lamentable para el país es que estos retos parecen repetitivos.
Es decir, en lugar de que cada cuatro años estemos revisando e identificando nuevos, lo triste es que sucede todo lo contrario o, peor aún, terminamos con los mismos retos, pero más complejos. Es decir, las cosas no mejoran, sino que empeoran con el pasar del tiempo.
En este sentido, el presidente Giammattei deberá impulsar una estrategia política para que la ciudadanía vuelva a confiar en las instituciones públicas y sobre todo en promover una gestión transparente y fiscalizable. Eso pasa por un ejercicio político del poder en beneficio de la población y no de los grupos que cooptan las instituciones y de benefician de manera descarada e ilegal de ellas. Es muy simple. Al menos eso parece.
La población, en medio de la desesperanza y la desconfianza, espera gobernantes que gobiernen y busquen el bien común. ¿Es muy difícil?
Por otro lado, Giammattei inicia su gestión con una débil legitimidad de origen, desde la perspectiva del apoyo electoral que obtuvo en las urnas. Si a este elemento incluimos el largo proceso de transición, que desde mi perspectiva logró sortear en medio de las adversas condiciones con autoridades salientes nada colaborativas, hasta el momento no se ha desgastado, como muchos anticipaban.
El tercer reto es establecer una relación armónica, democrática y gobernable con el Congreso de la República para impulsar una agenda legislativa común. Si consideramos las experiencias de los gobiernos que no han tenido el bloque mayoritario en el hemiciclo, el panorama no pareciera ser muy alentador. Estas circunstancias obligan al presiente a diseñar una estrategia política para construir puentes de comunicación y negociación, con operadores políticos que deberán ser muy hábiles, para tejer acuerdos con los bloques legislativos.
Sin duda, usted estará pensando en que los principales desafíos están en que el gobierno logre brindar servicios públicos en educación, infraestructura y seguridad ciudadana, entre otras áreas importantes.
Estoy de acuerdo con usted. Sin embargo, considero que si el presidente Giammattei recupera la confianza de la ciudadanía, realiza una gestión transparente y auditable, reduciendo la corrupción, y logra tejer una armoniosa y democrática relación con el Congreso, los retos a los que se enfrentará en las diversas carteras los sorteará con menores complicaciones.
La ciudadanía está esperando un gobierno diferente, acciones contundentes y decisiones inmediatas.
Guatemala clama una administración transparente, que escuche las necesidades más sentidas y logre articular con actores políticos e institucionales esfuerzos para construir las soluciones a los problemas que enfrentamos en el país. ¿Qué opina usted?