Por: Fray José González Fuentes
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El ser humano tiene la capacidad de adaptarse y de reinventarse de frente a la realidad que le toca vivir, sobre todo cuando los cambios son bruscos.
Somos testigos de los efectos de la pandemia, de cómo la realidad sigue transformándose y nos exige esa necesidad de readaptarse, necesidad por la que muchas personas y empresas han buscado la manera de salir a flote con todas las herramientas que tienen a la mano; pero, la realidad grita desde los más empobrecidos de nuestra tierra.
Somos testigos de la cantidad de gente que está muriendo –no solo por la pandemia–, y de la cantidad de familias que están viviendo en la extrema pobreza.
Somos testigos de las necesidades de nuestra gente, como las vio el Santo Hermano Pedro cuando llegó a Guatemala en 1651, que descubrió la falta de un hospital para convalecientes, la necesidad de un lugar para los indigentes y la carencia de educación para los niños y niñas entre otras carencias.
Movido por esa realidad, por el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo e inspirado por la espiritualidad de San Francisco de Asís (que, en 1221, en un camino de conversión opta por atender a los leprosos de su tiempo, a los más necesitados), y después de haber experimentado la caridad de Dios para con él, elige servir a los más pobres, creando el hospital de convalecientes y atendiendo a los indigentes.
Esta acción dio vida a la inspiración y vocación del Santo Hermano Pedro. Es así, como hace 39 años Fray Guillermo Bonilla inicia con el proyecto de Obras Sociales del Santo Hermano Pedro, respaldado por la Orden de Frailes Menores en Centroamérica y buscando servir a los más pobres y necesitados.
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Obras Sociales es una institución que transforma vidas aplicando el Evangelio, pues sabemos que “lo que se hace con los más pequeños, es a Jesucristo a quien se hace”.
Seguimos atendiendo a los más pobres y necesitados de Guatemala con varios servicios.
Contamos con hogares permanentes para niños, jóvenes, adultos y ancianos con problemas crónico –degenerativos en el Centro Virgen del Socorro y una Escuela Especial; una guardería, un centro de rehabilitación para pacientes con problemas de adicción llamado “Renacer” y un hogar para ancianos y albergue: Casa de Fe.
En temas de salud, ofrecemos atención de consulta externa y consulta especializada en: oncología, ginecología, colposcopia, ortopedia, psicología, fisioterapia, urología, neurología, medicina interna, genética pediátrica, entre otros. Además, un programa de cirugías, un centro de recuperación nutricional infantil, un centro de diagnóstico y laboratorio y tres clínicas preventivas: la clínica de gastroenterología y endoscopia, la clínica de IVAA/CRIO (especializada en la detección y tratamiento en lesiones precancerosas del cuello uterino) y la clínica de terapia ANODYNE y Curaciones. También nos alegra que ahora contamos con el servicio de Pruebas para la Detección de Antígenos Sars-Cov-2 (Covid 19).
A lo largo de estos 39 años hemos sentido y experimentado la providencia de Dios, a través de la caridad de tantas personas benefactoras de toda índole, apoyando con donaciones en efectivo, víveres, voluntariado, medicamentos, servicios prestados sin remuneración, entre otros. Personas, tanto guatemaltecos como extranjeros, que han aportado su granito de arena para seguir con esta obra de caridad y a quienes agradecemos hoy todo el apoyo.
Hoy más que nunca, el Hermano Pedro nos invita a seguir practicando la caridad con los más necesitados, movidos no sólo por esta realidad que en medio de la pandemia nos aqueja y porque Dios ha tenido tanta caridad y amor para con nosotros.
Ahora puedes apoyarnos con tus donaciones o comprando un número de la rifa “El Hermano Pedro quiere un Millón de Amigos” a través del teléfono 7832 – 9391, el WhatsApp 4245 – 1251 y la venta en línea https://hermanopedrogt.org/.
¡Ayúdanos a seguir ayudando a los más necesitados! En medio de esta realidad desafiante, si nos unimos en solidaridad podemos hacer mucho bien y seguir llenando de esperanza a la humanidad. Paz y Bien.