Siempre me ha gustado escribir y dejar plasmados mis pensamientos y sentimientos. Desde que me acuerdo, anoto todo en mi agenda día con día y también he mantenido un cuaderno que conoce mis íntimos detalles y las pequeñas cosas, como dicen.
Cuando empecé a escribir textos puntuales, allá por 1994, hice un fólder que titulé “Vivencias, experiencias y sentimientos”, y en su carátula le diseñé un árbol sobre la cima de una montañita. Muchas veces soñaba que veía ese árbol y luego descubrí que es un roble. Subía la montañita y me sentaba en la base del árbol. Los textos los iba archivando y, en algún momento de la vida, publicaba uno que otro.
Luego de una jubilación inesperada, con una transición cero profesional en 2017, cuando por varios meses me acompañó la tristeza y pasé por un proceso muy duro en mi vida, empecé a procesar tres duelos al mismo tiempo. Durante varios meses no podía creer lo que estaba viviendo; tenía bien claro que si había podido levantarme de la muerte de mi hijo, cómo no iba a superar lo que estaba sintiendo. Nuevamente busqué ayuda profesional y volví a un nuevo trabajo interno donde logré regresar a mi centro. Pude así despertar, tener tiempo para identificar todo aquello que tenía en “pausa” y le di “play” a esas ilusiones. El tiempo, que no se detiene, me ha permitido, con la facilidad de la organización mental que tengo, ir ordenando y sacando adelante, una por una, cada ilusión que tenía en espera.
Cada jueves, Publinews se interesó en publicar mis escritos de antes o de ahora, lo interesante es que estaba siendo un contenido de experiencias y emociones que transmitía sin ningún tipo de freno ni censura, simplemente con la verdad. Al sentir la respuesta de los lectores, junto con mi editora, Ligia García y García, decidimos hacer un libro que recopilara algunos de los tantos escritos que llevo y, como mi columna salía los jueves, pues qué mejor que ponerle el título de “Jueves con Mayra”, inspirándome en el libro que leí en el año 2000 “Martes con Morrie”, de Mitch Albom.
Así es la vida, toda una historia donde tenemos altas y bajas como la montaña rusa, una cantidad de experiencias como las piezas de un rompecabezas, muchos deseos e ilusiones como para preguntarnos si vivo con expectativas y, al final, un ¿y para qué?, que resultan grandes aprendizajes si es que así lo elegimos. Si logramos enfocarnos y ser tan valientes de adentrarnos y enfrentarnos a nuestro ser interior, a elegir ser uno mismo y saber que lo importante es vivir el presente, de saber levantarse, no importando cuántas veces nos hemos caído, solo así la muerte nos encontrará vivos.
Por varios jueves he podido acompañar a mis lectores y hacerlos sentir algo con mis escritos, posiblemente hayan leído todos o algunos; lecturas donde han podido interpretar que abro mi alma y corazón. Donde expreso mi historia tal y como ha sido, pero, sobre todo, mi gran deseo es querer compartirles mis aprendizajes. Ese tiempo de aprender, que se ha vuelto una constante en mi vida, para entender y aceptar que lo más importante es amarse a sí mismo, que la mejor amiga que tengo soy yo misma, pues sin ella no tendría vida. Que, estando agarrada de la mano de Dios, mantengo una “fe” que me acaricia para seguir adelante. Que seguiré siempre honrando a mis papás que me dieron la vida y su ejemplo de los principios y valores que me acompañan en esta aventura de la existencia, para servir y dar con gozo, amor y paz a mi prójimo.