Opinión

"¿Fue solo un miércoles más?"

Se esperaba una “bomba noticiosa” para ayer. Hubo varias. Y todas, como por arte de drama, vinculadas entre sí. Políticamente, la más importante es la reunión de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, con cuatro guatemaltecas a las que en aquel país identifican con la independencia judicial. Las cartas están sobre la mesa: Si algo va a hacer la Casa Blanca para evitar que Guatemala se vuelva otra Nicaragua u otra Venezuela, mucho de su estrategia tomará en cuenta las experiencias y los aportes de Thelma Aldana, Claudia Paz y Paz, Gloria Porras y Claudia Escobar.

Esta plática de Harris con las dos ex fiscales generales, la ex jueza y la magistrada electa es un mensaje poderoso y de gran simbolismo. Algo (o tal vez mucho) les agrió el día a aquellos que habían respirado tranquilos luego de la publicación de la inocua lista de corruptos divulgada el martes por la congresista Norma Torres.

El pulso está planteado y no hay secretos. Se libra entre la Guatemala del pasado y la Guatemala del futuro. Falta ver cuán dispuesta está la administración de Biden a somatar la mesa para lograr sus objetivos y que estos, a su vez, encajen con los que le convienen al país. Lo que está claro, y lo ha estado desde el principio, es que no será “la Embajada” la que nos resuelva el problema. Mientras tanto, las señales son cada vez más desalentadoras. Es obvio que la estrategia se basa en infundirle miedo a cualquier oposición que asome la cabeza, por tímida que sea.

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Como antes y como siempre. Golpear a la sociedad civil con la Ley de ONG es dar un paso muy desafiante en la búsqueda de concentrar el poder. Habrá que ver cómo caminan las acciones de inconstitucionalidad que se presenten cuando la normativa entre en vigencia. Pero el plan está trazado con desfachatez. Y aunque pareciera a veces que ni Estados Unidos puede detenerlos, quienes aspiran a la impunidad total descuidan un detalle que es decisivo: Sus líderes visibles son odiados por las masas. Y con cada acción malandra que perpetran el rechazo crece más. “Tanto va el cántaro al agua que al fin se rompe”. El refrán lo usa mucho mi mamá. Y yo percibo que aquí, cuando el cántaro se rompa, los efectos serán devastadores y no necesariamente para bien. He ahí el mayor peligro. He ahí la inconsciencia de quienes, pudiendo hacerlo, se abstienen de evitar tal catástrofe.

La captura del extitular de la SAT Juan Francisco Solórzano Foppa despierta muchas sospechas. Hablo específicamente de la forma, porque es temprano aún para referirme al fondo de la sindicación en su contra, aunque mi memoria registre casos similares, en otros partidos, en los que no se actuó con la misma “determinación”. El tema del automóvil sin placas que lo intercepta antes de detenerlo solo sugiere lecturas negativas. Si fue deliberado, el nivel de envalentonamiento es ya de tintes represivos muy al estilo de los años 80. Si fue un error, se evidencia la mediocridad delictiva de quienes dirigen hoy las fuerzas de seguridad. Y eso nos pone en peligro a todos, de manera también muy similar a la de los peores años del conflicto armado. Incluso es grave que a ese “vehículo no identificado” lo haya acompañado una radiopatrulla. Porque el riesgo radica precisamente en eso: Si se consolida la agenda del retroceso, como pareciera ocurrir, el autoritarismo más brutal será el único recurso para “mantener el orden”. Como sucede en Nicaragua y en Venezuela.

A la hora que escribo, todavía no se sabe cuántos muertos habrá en la Granja Penal de Cantel. La pavorosa violencia no podía faltar en este miércoles de “bombas noticiosas” en el que aún queda por determinar quién de los invitados VIP en la entrega del informe de labores del MP fue el o la que le tomó las fotografías a la corresponsal de “CNN”, Michelle Mendoza, que fueron a parar a la cuenta de un netcentero.

Pero no nos perdamos. Este pulso presenta retos descomunales que tienden hacia la turbulencia trágica. Y esto solo puede evitarse con eso que en la ficción se conoce como un “giro inesperado en la historia”.

Si Estados Unidos piensa intentar algo serio aquí para evitar la debacle, está muy bien que no improvise y que diseñe sus movimientos con precisión milimétrica. La reunión con Thelma Aldana, Claudia Paz y Paz, Gloria Porras y Claudia Escobar es algo que no había sucedido antes. Aquí no hubo un carísimo lobby de por medio. Y está muy claro qué clase de interlocutores son los que la Casa Blanca busca. El mensaje es poderoso y de gran simbolismo. Ojalá no se tarden una eternidad en darnos una mano para que Guatemala no se hunda. Sin embargo, insisto y vuelvo a insistir: El problema es nuestro y es a nosotros los que, al final, de cuentas, nos tocará arreglarlo, si algún día logramos tomar conciencia de lo que realmente está en juego.

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