Importante que la ministra de Salud Amelia Flores lo haya dicho públicamente. Han identificado a ciertos líderes religiosos que les aconsejan a sus comunidades no vacunarse contra el Covid-19. Y es importante que lo diga, porque resulta urgente contrarrestar ese sabotaje fundamentalista contra la seguridad de todos. No me extrañó para nada lo revelado por la ministra. Semanas atrás, un amigo me contó que su suegra no pensaba vacunarse porque, según le habían dicho en su iglesia, esas jeringas venían cargadas con “cosas del diablo”. No me refiero a una mujer carente de formación académica.
La suegra de mi amigo se graduó de la universidad y ha desempeñado numerosos puestos gerenciales. Pero aun así, le creyó sin chistar al embaucador que tiene como guía espiritual. Así de convincentes son los que hacen de la religión un negocio. Por ello, me pareció alentador conversar con el cardenal Álvaro Ramazzini, obispo de Huehuetenango, y con el pastor Juan Manuel Medina, presidente de la Alianza Evangélica de Guatemala.
Ambos coinciden en que vacunarse es indispensable para vencer a esta pandemia. Y los dos argumentan de manera contundente al exhortar a la población a hacerlo.
El cardenal Ramazzini, que ya se contagió de coronavirus y afortunadamente logró superarlo, es categórico al referirse a quienes demonizan la vacunación. “Los que no se cuidan se convierten en cómplices del contagio de los otros y también de las posibles consecuencias que eso conlleva, es decir la muerte.” A lo que el obispo añade esto: “El quinto mandamiento, no matarás, no solo significa no quitarle la vida a alguien, sino cuidar la vida de los demás”.
Igualmente claro es el pastor Medina. A su criterio, el origen de los mensajes que propagan el miedo a vacunarse es producto de “un profundo desconocimiento”. Y también se expresa con decisión a la hora de argumentar: “Actuamos con fe cuando nos vacunamos. No traicionamos la fe al vacunar a nuestros hijos. La fe no riñe con la responsabilidad social”.
Tanto el cardenal como el presidente de la Alianza Evangélica hacen hincapié en la tremenda desinformación que circula. Y les preocupa. Porque los dos consideran crucial que la actitud sea de prevención. Como ya apunté antes, a mí no me sorprenden las declaraciones de la ministra Flores en cuanto a que han identificado dirigentes religiosos que se comportan como activistas antivacunas. Y el problema ocurre tanto en los vecindarios acomodados como en los rincones más recónditos del país. Los negacionistas son muy efectivos para engañar a la gente y no se miden al intentar convencer a otros con sus torcidas ideas. Además, suelen esgrimir con escalofriante desfachatez las más cínicas mentiras. Y se valen de argucias muy bajas para conseguir sus fines. Partiendo de eso, considero esencial no tomar el tema a la ligera. Sumado a la ya muy lamentable escasez de vacunas, la desconfianza sembrada desde voces irresponsables puede ser un obstáculo muy complejo de superar en la búsqueda de la tan ansiada y necesaria inmunidad de rebaño.
Mi propuesta es que el Gobierno y todos los liderazgos significativos del país se unan en una campaña seria y comprometida que promueva la vacunación y le salga al paso a estos impostores de la fe que tanto daño han hecho y siguen haciendo.
En esta terrible y dolorosa pandemia que nos ha tocado sufrir, ya solo nos falta que, luego de postergar tanto la inmunización, cuando algún día vengan las dosis necesarias, la población no asista a vacunarse por el miedo infundido desde estos insensatos e irresponsables grupos.
Son extraños y contradictorios estos voceros de las fantasiosas teorías de conspiración alrededor del Covid-19. Uno de ellos, el cantante Miguel Bosé, proclama a los cuatro vientos que la enfermedad es una mentira fabricada a conveniencia de ciertos intereses políticos. Por cierto, cuando accedió a ser entrevistado por un periodista televisivo, le exigió que la charla se hiciera en un área ventilada y que le mostrara antes una prueba negativa PCR. Aquí no son muy diferentes. De hecho, no me extrañaría que si les preguntaran a esos líderes religiosos en qué se basan para sugerirle a la gente que no se vacune, lo que contestaran fuera que no pueden responder “porque es un asunto diplomático y de seguridad nacional”.