Opinión

"Saludando con sombrero ajeno"

El plan de vacunación ha sido un rotundo fracaso. Las autoridades encargadas, bajo la conducción del presidente, han sido incapaces y sumamente ineficientes. El evidente desinterés del gobierno por tener un proceso exitoso de vacunación tiene un impacto en la vida de personas que se están infectando y en las familias de las que están muriendo.

Muchas de las tristes historias y fatales desenlaces que traen dolor, muerte y desolación en las familias guatemaltecas pudieron y pueden ser evitadas con vacunas, pero parece que al gobierno no le interesa. Al contrario, muestran su indolencia e insensibilidad ante los costos humanos que estamos pagando por su ineficiencia e ineptitud.

Desastroso es el manejo técnico, administrativo y político del plan de vacunación. No importa desde qué perspectiva y qué dimensiones se analice. Los resultados a todas luces son pobres y deficientes.

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Es muy penoso que la ineptitud del gobierno nos tenga en este momento peleando con Venezuela el último lugar en América Latina en el ranking de vacunación. Estamos en el fondo y eso solo muestra el injustificable desinterés de las autoridades.

Mientras tanto, los registros oficiales indican que estamos enfrentando una preocupante ola de la pandemia. El último reporte muestra que a nivel nacional tenemos más de 200 municipios en alerta roja, con nuevas cepas más peligrosas y con mayor capacidad de contagio, y un promedio en los últimos días de más de dos mil contagiados y más de 50 muertos diarios. Las cifras son alarmantes.

Por otro lado, las personas en términos generales están bastante despreocupadas y se nota a nivel nacional un significativo relajamiento en seguir con las medidas sanitarias preventivas y de distanciamiento social. Esto en gran medida también es responsabilidad del gobierno porque ha tenido una pésima estrategia de comunicación que confunde y crea la falsa sensación de que la pandemia está controlada, cuando evidentemente sucede todo lo contrario.

La discusión pública en estos días ha reflejado que las autoridades son indolentes e indiferentes. Nadie quiere asumir responsabilidad, por ejemplo, frente a los problemas con el contrato de compra de las vacunas. Los patéticos resultados del viaje del ministro de Relaciones Exteriores, que fue a Rusia, y no trajo ni tan siquiera un cronograma de entrega. Dijo que fue a renegociar un contrato que, en una citación en el Congreso, indicó que no había leído. No digamos la inexplicable postura adoptada por el Ministerio de Salud Pública y la Procuraduría General de la Nación.

Por otro lado, vemos a un Ministerio de Salud incapaz de redactar una iniciativa de ley para atender los requerimientos de compensación que exigen los fabricantes estadounidenses de vacunas. Esto no solo es útil para recibir donaciones, sino que también servirá para, eventualmente, establecer contratos de compra. De manera irresponsable, el Ministerio envió al Congreso un documento con poco respaldo técnico y mal redactado. Tuvo más de nueve meses y entrega, corriendo y a última hora, una iniciativa bastante débil que fue aprobada con cambios.

Tenemos un gobierno que no acepta ni se responsabiliza del pésimo manejo de la pandemia y del plan de vacunación. Ante su irresponsabilidad e incompetencia estamos a merced de las donaciones de algunos países, sin recibir las vacunas que compramos y que además nadie puede explicar dónde está el dinero y cuándo las entregarán. El gobierno está “saludando con sombrero ajeno” porque las donaciones están paliando la crítica situación de vacunación. ¿Dónde está el dinero? ¿Dónde están las vacunas? ¿Qué opina usted?

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