Es difícil empezar a escribir una columna de opinión sin tomar en cuenta lo que está pasando en el país. No es la primera ocasión en la que intento escribir algo que no esté relacionado con la dinámica política y no tengo éxito. Me cuesta mucho mostrar indiferencia hacia la desesperanza, la tristeza y el dolor que está afectando la vida de muchas personas.
Puede que el tono de las líneas que hoy compartiré con ustedes venga cargado con escepticismo y pesimismo. No puedo culpar al clima, mucho menos a los bellos y nublados cielos invernales que vienen acompañados con copiosas lluvias, que en ocasiones traen vida y en otras, muerte y desastres, evidenciando la vulnerabilidad que tenemos como país frente a los efectos del cambio climático.
Este estado de ánimo está motivado principalmente por la desesperanza que genera un gobierno indolente y desinteresado por cuidar a la población en un momento de pandemia en el que necesita respuestas gubernamentales rápidas, contundentes y efectivas. Sé que tenemos una institucionalidad débil y que las acciones están condicionadas por esta variable, pero si existiera de parte de los gobernantes un poco de interés genuino por hacer las cosas bien, responsabilidad, compromiso y claridad en los problemas y soluciones, las cosas no estarían tan mal.
No es posible que el gobierno no asuma su responsabilidad para enfrentar la pandemia. La situación es dramática y con muchas adversidades. El cuadro es bastante desolador cuando encontramos un sistema de salud que está a punto de colapsar, un desordenado e inefectivo plan de vacunación, hospitales sin insumos, médicos desbordados sin condiciones laborales y equipo para brindar un buen servicio, no digamos con salarios dignos. Esto, en medio de la agresiva y, aparentemente, indetenible ola de contagios que se está esparciendo por el país.
No hay excusa razonable o válida que justifique la situación que enfrentamos. Estoy consciente de que hay problemas estructurales y que estos no se cambian de la noche a la mañana, sino con políticas a largo plazo que permitan fortalecer las instituciones.
No obstante, el gobierno tuvo una oportunidad histórica, que desaprovechó para nuestra desgracia, y no ha utilizado los recursos que tiene a su disposición para mejorar la situación. Es descabellado pensar que iba a solucionar todos los problemas del sistema de salud. Evidentemente no lo iba a hacer este ni cualquier otro gobierno.
Al contrario, lo que vemos es el incumplimiento de promesas que al inicio de la pandemia ofreció, como la de acondicionar el hospital temporal del Parque de la Industria con más de tres mil camas, fortalecer el sistema de salud primaria, velar por el efectivo abastecimiento de medicamentos, contratar más personal para atender la demanda, entre otros ofrecimientos que el viento se llevó.
Lo más preocupante es que en este momento las promesas no sirven de nada. Mucho menos las reacciones absurdas y sin sentido, como lo es el estado de Calamidad, que buscan, cómo dirían coloquialmente, “tapar el sol con un dedo”. Las restricciones eran medidas justificables al inicio de la pandemia.
Las prioridades del gobierno deben estar orientadas a implementar un efectivo plan de vacunación. No la estafa y el fiasco que resultó con la compra de las vacunas Sputnik V. Ni mucho menos descansar en las donaciones y no dar explicaciones de dónde está el dinero y las vacunas que compramos y que no aparecen por ningún lado. Abastecer a los hospitales con insumos para brindar un mejor servicio a las personas que requieran de hospitalización.
Mejorar las condiciones laborales de los profesionales del sector de salud que se han convertido en héroes y heroínas, trabajando en las terribles condiciones en las que están batallando contra la pandemia. Implementar una efectiva campaña de información y sensibilización para la vacunación, medidas para prevenir el contagio e informar las acciones que se están desarrollando. Articular con el sector privado acciones efectivas, si en algún momento se necesita de medidas de restricción focalizada, con programas de apoyo tanto para las empresas como para los trabajadores.
Necesitamos algo más que un inútil encierro de 10 de la noche a 4 de la mañana del día siguiente. ¿Dónde están las soluciones pertinentes y efectivas? Este gobierno está más interesado en corrupción e impunidad que en la vida de toda la población. ¿Qué opina usted?