Solíamos juntarnos una vez al mes. Todos agendábamos el día y varias horas para reunirnos y conversar. Un grupo que nació hace más de una década con el objetivo de darle acceso a tecnología a la comunidad educativa. Nos llamamos cariñosamente “el sindicato”. Cinco dedos formamos la mano del equipo, la mayoría ingenieros.
En el mismo lugar, con la misma gente, nos encontrábamos. Nuestra agenda era extensa. Temas familiares, de política, avance de tecnología y la mayoría de nuestras conversaciones giraban alrededor de cómo lograr una mejor Guatemala. A veces involucrábamos a los meseros y otros comensales que visitaban el restaurante. Nos divertíamos mucho.
Realizamos dos viajes para conocer y aprender qué se había logrado con la tecnología y la educación en otros países. Aprendimos e hicimos varias actividades juntos. Seguíamos emocionándonos con conocer lugares interesantes y personas de vanguardia. Apasionados por la tecnología y disfrutar un buen tequila también nos unía.
El viernes 13 de marzo de 2020 recibimos una convocatoria a una sesión extraordinaria del secretario general -a quien con mucho cariño le llamamos don Fede- el “sénior” del grupo. Él nos señalaba la importancia de juntarnos debido al anuncio del presidente de las restricciones que se darían en Guatemala debido al Covid-19. Lamentablemente, no visualizamos lo que venía y solo una persona asistió.
La situación del país se iba complicando y nos comunicábamos por chat. Siempre con chistes promoviendo el buen humor y tratando temas de tecnología y política. Así pasamos más de un año. De repente, hace unos meses don Fede dejó de participar. Luego de varios días nos empezamos a preocupar. Decidimos abordar a sus familiares y amigos para saber si se encontraba bien, pero las noticias no eran muy alentadoras: Estaba muy delicado de salud.
Nos entristecimos mucho y poco a poco fuimos enterándonos de cómo iba su salud. Pasaban los días y las semanas y no teníamos mucha información. Paralelamente, el Covid-19 fue avanzando en el país y muchos del grupo también tuvieron problemas de salud y desafíos de familiares y amigos. Arrepentidos estábamos de no haber atendido aquella convocatoria del 13 de marzo.
De repente el 20 de junio nos llegó un correo electrónico. Don Fede apareció. Nos puso algo muy breve contándonos que había tenido problemas de salud, pero se estaba recuperando. Además, que sabía que estuvimos preguntando por él. Muy agradecido “con el grupito” por estar pendientes.
En agosto, escribió en el chat. Inició mandando chistes como siempre lo hacía. En uno de sus mensajes contó que estaba mejorando y que pronto deseaba vernos. ¡Qué felicidad! La semana pasada nos reunimos en un hermoso jardín y tuvimos la oportunidad de verlo, escucharlo y celebrar la vida. Teníamos tanta alegría por su recuperación, aunque despacito, pero firme y con éxito. La sabiduría y el ánimo con que abordó la adversidad realmente inspira.
Estuvo muy delicado de salud, pasó varios días inconsciente. Tuvo que someterse a varias operaciones y terapias. Perdió 40 libras y al estar alimentándose por sonda durante varios días y pasar mucho tiempo en la cama tuvo que aprender a tragar y caminar de nuevo. Durante su proceso perdió hermanos y seres queridos; sin embargo, no claudicó. “Me dejé llevar por mi familia y amigos que siempre estuvieron conmigo”, nos dijo con mucha serenidad y convicción. Se hizo amigo de las enfermeras, los médicos y los terapistas, logrando una profunda comunicación y empatía. Nunca perdió el buen humor, ya que se pasaba bromeando con todos los que lo atendían. Siempre vio para adelante. Fue proactivo y tan humano, y a la vez con mucha fe. ¡Un milagro!
Actualmente, escuchamos tantos casos tristes y dramáticos que nos sentimos abrumados. Varios se han ido debido a esta pandemia inesperada y mucha gente se está contagiando. Familias enteras sufriendo de Covid-19 están pasando por episodios difíciles. Existe gran incertidumbre y zozobra. Muchas noticias falsas y alarmantes desaniman a la gente. Tenemos que buscar lo bueno y escuchar historias de éxito que nos den aliento. La vacuna es importante para prevenir la muerte y disminuir la gravedad de la enfermedad. ¡Si es mayor de 25 años, no deje de vacunarse!
Don Fede nos dio esperanza y nos llenó el alma. La vida es lo más preciado que tenemos y debemos cuidarla; y ante la adversidad es importante ser positivo y avanzar. Mantenga comunicación con sus amigos, los medios virtuales son fabulosos. Esté atento a sus familiares. Dialogue con sus compañeros de trabajo. Tome sus precauciones y busque la forma de no perder contacto. Forme una red de apoyo. Y, al primer síntoma, que no le dé pena, pida ayuda y no dude en consultar a un médico para que lo oriente. ¿Qué puedo hacer para mejorar la situación? ¿Cuál es la actitud para afrontar esta pandemia? ¿Cómo mantener la esperanza?