Opinión

"El imperio contraataca"

La verdad, no creí que Estados Unidos le retirara la visa a la fiscal general. Pensé que no llegarían tan lejos. Incluso empezaba a sentir que las listas de corruptos no alcanzaban a moverle el piso al sistema.

Pero este golpe sí fue contundente. Aunque no sea suficiente como para lograr grandes cambios, traza la ruta. Y asusta a muchos.

Preocupa la respuesta del presidente Alejandro Giammattei en defensa de Consuelo Porras. Evidencia una alianza irrompible y de mutua conveniencia. Lo cual pone en grave peligro al país, porque muestra sin tapujos que el atrincheramiento se mantendrá hasta las últimas consecuencias. No es gracioso que la máxima potencia del mundo y nuestro mayor socio comercial declare corrupta y non grata a quien debe ocuparse de combatir a las mafias. Y salvo que la decisión sea seguir los pasos de Nicaragua y de Venezuela, en sus peores versiones, no me explico el abierto desafío que le presentan el mandatario y la titular del MP a la Casa Blanca. El pulso está planteado. Y si se exponen a tanto, por algo será. Seguramente porque ya no les queda otro camino más que resistir, hasta donde la pita aguante.

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En estos grupos que se han unido estratégicamente para cooptar la justicia y secuestrar al Estado hay varios que, a esta hora, o ya les negaron la visa americana o están por cancelárselas. Ya se sabe de varios casos. Y eso podría desgranar un tanto a lo que se conoce como “el pacto”. Sin embargo, también podría consolidarlo en sus partes más oscuras y recalcitrantes; las que ya no tienen nada que perder.

Además, las luces no abundan entre muchos que se identifican con la causa. Argumentos tan cínicos como que la sanción a la fiscal general y a su secretario Ángel Pineda, más que una deshonra es una medalla por su independencia rayan ya en el delirium tremens. Asimismo, las mediocres declaraciones del presidente del Congreso, Allan Rodríguez, afirmando que la “Lista de los actores corruptos y no democráticos” del Departamento de Estado es “el listado de los chairos para los chairos” solo reflejan, siendo muy benévolo, la escasa lucidez con que se abordan aquí esos temas.

Lo dicho por el embajador Stephen McFarland en cuanto a que solo se le ocurría que un fiscal general de la era Chávez/Maduro podría ser, aparte de Consuelo Porras, el único a quien públicamente se le hubiera retirado la visa americana, habla de la gravedad de lo que nos está ocurriendo. Ello, aunque abunden los que pretendan maquillarlo como una acusación que no respeta la presunción de inocencia y que se basa exclusivamente en informaciones de prensa o de gente que está en el exilio.

El presidente Giammattei terminó su discurso en Naciones Unidas pidiendo que la solidaridad de los países más poderosos no se cobrara con intromisiones. Suena bonito. Pero detrás de esas proclamas de defensa de la soberanía, lo que hay es lo de siempre: Es decir, molestia; molestia de que no le permitan actuar a sus anchas y que pongan en la vitrina mundial las tropelías que se cometen por estos lares.

En medio de todo se celebra su moderación en el podio, comparativamente con el ridículo planetario que nos hizo pasar Jimmy Morales al agredir al secretario general de la ONU, en plena Asamblea. Ha de ser incómodo para el mandatario comparecer en ese foro mientras se cuestiona internacionalmente su “amistad” con una fiscal general señalada de corrupta por Estados Unidos. Mas no es el único que se las ha visto difícil. Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, tuvo que comerse una pizza en plena calle porque al no estar vacunado se le vedó el ingreso a un restaurante. Vaya bochorno mediático. Los brasileños saben ahora lo que los guatemaltecos sufrimos cuando nuestros funcionarios se lucen haciendo clavos.

Lo que viene para el país no es fácil. La tensión subió mucho de tono luego de conocerse las sanciones contra Consuelo Porras y Ángel Pineda. Como apunté antes, preocupa el atrincheramiento que delata Giammattei al defenderlos con una disfrazada vehemencia. Sugiere descaradamente que llegarán hasta las últimas consecuencias para no romper su alianza, aunque en el camino le causen un tremendo daño a Guatemala. Triste de verdad. Y se nota que no les importa.

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