Opinión

Mayra Gabriel: "¿Predomina la vergüenza antes que la verdad? ¡Denuncia!"

Hace unos días se me vino a la mente el nombre de Isabel Allende y empecé a buscar lo que pudiera de ella. Independientemente de ser una gran escritora en lengua española, es una feminista de corazón. Un ser que ha marcado grandes diferencias sobre el machismo y expresado su deseo de que el patriarcado desaparezca. Gracias a sus experiencias y entrega para apoyar a las mujeres, creó una fundación que lleva su nombre, y sus pilares son apoyar programas que promuevan y preserven los derechos fundamentales de las mujeres y los niños para que sean protegidos y fortalecidos.

Cuando oí esto, rápido pensé en las charlas de temas tabú que acabo de hacer en mi canal de YouTube tanto con Amanda Midence como con la sexóloga Andrea Bonilla sobre el abuso y la violencia sexual (la violencia sexual implica el uso de la fuerza física, la coerción o la intimidación psicológica para hacer que una persona lleve a cabo un acto sexual u otros comportamientos sexuales indeseados). Charlas en las que tocamos mucho de lo que pasa en nuestra Guatemala y en el mundo entero, a todo nivel socioeconómico: el abuso o maltrato sexual, la violencia doméstica, etc. Es por ello que hoy, luego de hablar con varias mujeres, leer, preguntar, cuestionar, etc., sobre esta existencia, empiezo a compartir lo aprendido sobre esta dura y brutal realidad.

¿Sabía usted que solo el 2% de las víctimas de un abuso lo denuncian? Una horrible experiencia que la cultura desde siempre calla por vergüenza, calla porque se ha dicho por generaciones que los trapitos sucios se lavan en casa. Calla por las amenazas recibidas de un agresor. Calla porque sabe que la justicia, la mayoría de las veces, es de lo más sucia y no se hará un proceso limpio y transparente; porque bajo la mesa se resuelve más fácil y a conveniencia del agresor, un juicio que está manipulado por el patriarcado, sea mujer u hombre, el juez o la jueza. Se resuelve a favor del agresor macho, por eso es que hay tantas audiencias que simplemente cancelan para disfrazar la culpa y dejar que el tiempo solo pase y pase. ¿Le parece que sea justo esto para la persona ofendida y afectada?

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El abusador y/o violador, a quien llamaré agresor, luego de drogar a su víctima, la mayoría de veces, como un gran acto de poder y control, logra satisfacer ese deseo machista animal sin límites; donde tiene clarísimo que, en un 98% de las veces, lleva las de ganar y no ser denunciado, ni señalado de ningún acto fuera de ley. Porque en su mente inmadura y corazón vacío nunca le enseñaron de chiquito y obvio, no aprendió, ni entendió, que existen límites en la vida de las personas y que un ¡no, es no! ¿Es esto válido para niñas, niños, mujeres o adolescentes? ¿Acaso cuando le roban su celular, le roban su carro o entran los ladrones a su casa, usted hace o no hace una denuncia? ¿Entonces? Sí, tenemos claro que también hay que denunciar a un agresor.

Es hora de cambiar estos mensajes culturales y arraigados por generaciones, de vergüenza: “de esto aquí que quede”, “de esto no se habla más”, “¿para qué denunciar si la justicia está manipulada y comprada?”, y tantos temas no ventilados, que ya es hora de sacudirlos y sacarlos a la luz. Es tiempo de no callar y atreverse a denunciar, de colocar la vergüenza hacia el agresor y no moverse de allí, porque quien se despoja del papel de víctima se convierte en un o una sobreviviente. Y en el caso de las mujeres unidas, con vagina y ovarios bien puestos, empieza entonces a crearse una empatía incondicional hacia el prójimo. ¿No le parece que ya es hora de hablar claro, de denunciar y de no callar más este tipo de actos cobardes?

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