Espero que esta columna no le resulte rara porque hoy, a diferencia de lo que usualmente hacemos en este espacio de discusión y análisis, no abordaremos ni le tomaremos el pulso a la dinámica política del país, sino que ampliaremos la lupa a nivel regional.
No es porque no quiera ni tenga cosas sobre las que puedo escribir y opinar, sino que responde a un interés, cada vez más creciente y compartido con varias personas, en la dinámica política en América Latina.
Quiero compartir con ustedes algunas ideas centrales, preocupaciones y reflexiones que Daniel Zovatto, María Paz Fernández, Jorge Sahd y Diego Rojas colocan sobre el “tapete” en la publicación que se titula “Riesgo político América Latina 2022”. El objetivo de este documento es convertirse en una guía para los tomadores de decisiones en las esferas pública y privada de la región.
Indudablemente, el análisis no deja fuera el efecto que ha tenido la pandemia del Covid-19 y que ha dejado, como lo califican los autores, un duro legado que está lastimando las economías y los sistemas políticos de los países de la región. La pandemia ha cobrado un tercio de las muertes ocurridas en el hemisferio, se han destruido 20 millones de empleos, aumentó la informalidad laboral, la desigualdad y la pobreza llegó a representar un tercio.
Por otro lado, dado el rol que los gobiernos han tenido que jugar para enfrentar esta pandemia, han derivado en una oportunidad para que algunos de ellos concentren mayor poder y apliquen indebidamente los estados de excepción. En la región, resaltan los autores, se han presentado nuevos autoritarismos que han florecido en sociedades impacientes, desconfiadas y fuertemente golpeadas por la emergencia sanitaria.
A pesar de ello, el informe enfatiza que la economía regional terminó el año 2021 con signos de recuperación luego de lo evidenciado y mostrado a finales del año anterior. Sin embargo, esta recuperación es insuficiente y con una modesta proyección de un 3% para este año.
Los autores, en síntesis, plantean que en la región seguimos lidiando con una emergencia sanitaria global y que hoy enfrenta una “triple crisis” de: 1) gobernabilidad, 2) expectativas y 3) certezas.
Los autores indican que en materia de la “crisis de gobernabilidad” en la región se registra una lamentable erosión democrática, según el informe “Estado de la Democracia en las Américas 2021”, de IDEA. Por otro lado, colocan sobre la mesa un dato bastante alarmante, recogido de Latinobarómetro, al advertir que la mitad de los latinoamericanos toleraría un gobierno no democrático mientras resuelva sus problemas.
La crisis de expectativas está relacionada con las distintas protestas sociales, muchas veces violentas y lideradas por jóvenes, que evidencian las expectativas frustradas, de esperanzas que se esfuman. Los Estados que operan bajo una lógica del siglo XX han sido incapaces para adaptarse al cambio social y no dan respuestas a las crecientes necesidades de una ciudadanía exigente que opera bajo una lógica del siglo XXI.
Por último, el riesgo político también está alimentado por la presencia de altos niveles de incertidumbre económica y política, debido tanto a factores internos como externos. En el escenario se perfilan aún dudas no resueltas sobre el impacto que tendrán las nuevas variantes del virus causante de la pandemia, los desequilibrios económicos liderados por la inflación y el escaso margen fiscal de Estados más endeudados.
Los autores lanzan una provocativa pregunta: ¿Estarán los gobiernos y las empresas preparadas para manejar altos niveles de riesgo político y navegar en aguas inciertas? ¿Qué opina usted? ¿Estaremos listos en Guatemala?