1. Vivimos el episodio de una alegría que le planta reto a la amenaza. Una alegría que le está ganando el pulso al miedo. Una alegría que, por joven y desconocida, nos la disfrutamos triplemente más.
Es una alegría extraña que surge de la indignación y del hartazgo hacia un sistema corroído por su inmundicia impúdica y su impudicia inmunda.
Los personajes del lado corrupto de la historia apestan. Ya no pueden ni con ellos mismos. Se sacan sus trapitos al sol, en un cielo movedizo en el que solo ven nubarrones. Y les anochece hasta al amanecer. Son patéticos.
Van a perder. Ya perdieron. Y van a perder, aunque se lancen a cuanta marrullería perversa se les ocurra para intentar ganar. Van a perder, porque siempre han sido perdedores, incluso cuando ganaban todo. Van a perder, porque la maldad se derrota a sí misma con sus bajezas.
La gente se cansó. Y esa misma gente que salió a las calles a celebrar su victoria no va a permitir que un grupo de malandros se salga con la suya. La alegría impondrá sus condiciones. La alegría será más fornida que la amenaza. La alegría atemorizará al miedo. Y por ser nueva y desconocida, esta alegría se va a disfrutar triplemente más.
2. Veo al presidente electo, Bernardo Arévalo, como la gran oportunidad para quebrarle el odio a Guatemala. Tiene con qué. Le ayuda no encarnar a un charlatán de la política y ser sencillamente un hombre honesto.
Considero que debe lograr, desde ya, que se hablen los que no se hablan entre sí y, sobre todo, lograr que se escuchen. Con ello, esos pocos que han lucrado con la polarización y el terror quedarían definitivamente marginados en la repudiada “esquina de los rudos·”. Y así nos dejarían en paz. Con eso que alcanzara el doctor Arévalo reloaded, su lugar de honor en la memoria del país estaría garantizado. Yo confío en él.
3. Las atrevidas e insolentes embestidas del Ministerio Público, en aras de atropellar la voluntad popular, expresada en las urnas, causan ahora más pena que temor. Recojo ideas de tres entrevistados que opinaron al respecto: Ana Elly López Oliva, exmagistrada suplente del TSE, describe al fiscal Rafael Curruchiche como el “verdugo de la democracia”. El abogado e investigador Francisco Quezada sostiene que las formas afectan cada vez más al fondo de lo que el MP plantea y que ello lo hace verse muy mal. El exdiputado Aníbal García se refiere a las acciones que atentan contra la continuidad democrática como un “delirium tremens legal” y expresa su preocupación por los efectos que podrían tener en la gobernabilidad.
Con valentía y confianza, las voces de la academia y de los grupos sociales se suman y se multiplican al clamor de que cese la persecución selectiva de estas cavernarias autoridades. Y eso no se detendrá. Las cartas están echadas.
4. Sandra Torres sufrió una golpiza en las votaciones y también en los memes. Es lo que cosechó por traicionarse a sí misma de una manera tan crasa. No quisiera estar en sus zapatos en este momento. Perder una elección siempre es demoledor. Y especialmente perderla de este modo tan categórico.
De no haber contado con todo el sistema a su favor, la apaleada en las urnas hubiese sido incluso más contundente. Aún le queda, y no por mucho tiempo, la salida decorosa de admitir su derrota y coadyuvar así a no ser utilizada, otra vez, para los malévolos fines del Pacto. Ese es el único camino que tiene para doblar página y seguir adelante. El único y el mejor.
5. No es hora de venganzas. Tampoco de olvidos. Administrar ambos con madurez y visión nos marcará el camino para salvar al país. Aquí sí encaja lo de escoger lo menos malo. No hacerlo puede hundirnos en el caos y llevarnos a la frustrante decepción de que nos dejen “sin el mico y sin la montera”.