El fetichismo sexual es otra de las múltiples formas de aumentar el placer al momento del sexo, pues consiste en la excitación erótica a través a ciertos objetos.
Se considera como una práctica inofensiva, a menos que provoque algún tipo de malestar clínico, llegando a considerarse como trastorno patológico.
Muchas personas se sienten más afines a una parte del cuerpo, que tanto verla como tocarla les produce excitación sexual.
El fetichismo puede ser también hacia olores y sabores relacionados con el sexo. Realmente todo lo que tenga que ver con estimular cualquiera de los 5 sentidos con el propósito de generar más placer al acto sexual.
Sin embargo, el fetichismo sexual no tiene límites y hasta donde sabemos cualquier cosa puede ser objeto de fascinación y causarte excitación. Lo más común es sentir atracción por ciertas prendas de encaje, faldas y ropa interior.
Conoce las 15 más extrañas del mundo del fetichismo:
Agalmatofilia: Maniquí de mi amor
Se manifiesta en las personas que sienten una atracción sexual y sentimental hacia muñecas o estatuas.
Ursusagalamatofilia: Lindo peluchito
Una filia que consiste en vestirse como animalito de peluche. Esta parece estar basada en personas que les gusta antropomorfizar animales y atribuirles cualidades humanas, generalmente cualidades bonitas.
Parcialismo: Tacones del pedal del acelerador
El parcialismo es la atracción sexual por determinada parte del cuerpo no genital, y a veces, en determinadas situaciones. Por ejemplo, existen personas que se excitan al ver un pie con zapatos de tacones pisando el pedal del acelerador del auto.
Salirofilia: Me gusta sucio
Bañarse y perfumarse antes de tener relaciones sexuales puede ser rutina para unos, mientras que para otros la higiene o la sensualidad de un baby doll no tiene nada de erótico, sino al contrario: les gusta la idea de ensuciarse durante el sexo o ensuciar a su pareja.
Infantilismo parafílico: En pañales
Se trata de las personas que tiene como fetiche los pañales y actuar como bebés. Este comportamiento es más común en hombres que en mujeres.
Hibristofilia: Amor criminal
Las mujeres con hibristofilia se sienten atraídas por criminales de toda calaña, incluso por aquellos encerrados por crímenes horribles.
Hematofilia o hematolagnia: Vampiros
Consiste en involucrar, usar o incluso tomar sangre durante las relaciones sexuales, o tener pensamientos eróticos sobre la sangre.
Mecanofilia: Inspector Gadget
A juzgar por los anuncios en televisión, un auto puede ser sexy. Pero para las personas con mecanofilia, autos, inventos son el centro de una experiencia sexual.
Claustrofilia: Amor entre cuatro paredes
Así como existe la claustrofobia –pánico a los espacios cerrados–, también existe su antítesis: la excitación que se logra en espacios extremadamente pequeños. Otra fijación que es más común de lo que cree. Los baños están entre los espacios favoritos de los clautrofílicos.
Odaxelagnia: Mordeme que me gusta
¿Te gusta morder a tu pareja? ¿Te excita ser mordido? Si contestaste sí a una de las preguntas, es posible que pertenezcas a este club.
Dacryfilia o dacrilagnia:
Hace poco se reveló en un estudio que las lágrimas inhiben el deseo sexual, no obstante, se sabe de numerosas personas que hacen llorar a su pareja para poder excitarse.
Autoandrofilia: Ser el hombre
Consiste en que la mujer se excita al vestirse como hombre o fantasear que es un hombre durante los preliminares y el acto sexual.
Acrotomofilia: De amputaciones y aparatos ortopédicos
Una de las fijaciones más excéntricas es la atracción sexual que siente una persona por alguien a quien le falta alguna extremidad o es discapacitado y usa muletas o silla de ruedas.
Somnofilia: La bella durmiente
No sólo es un cuento que monopolizó Walt Disney, hay muchas personas a las que les gusta ver o tocar a sus parejas cuando están dormidas.
Máscaras: ¡Véndame los ojos!
Es cuando la máscara se convierte en la única fuerza controladora detrás de la sexualidad de una persona