Revisando las redes sociales, veo un comentario de Loraine sobre cómo superó el cáncer. En la foto está con una sonrisa, sin cabello. Sentí esa sensación que muchos tenemos, “¿por qué no la llamé antes?” “¿Por qué no la invité a un café como siempre he tenido la intención?” La conozco por su trabajo como maquillista y fotógrafa. Es de las personas que siempre te dejan algo positivo, esforzada, trabajadora, muy profesional y noble, amigable. Quienes tenemos el gusto de conocerla estamos de acuerdo en todos estos adjetivos.
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“Octubre, uno de mis meses favoritos y uno en el que mi vida dio un giro de 180 grados, razón por la que creo que todos deberíamos pensar un poco más en nuestra salud, en no dejar que lo urgente tome el lugar de lo importante, en no ponernos atrás de nadie en lo que a salud se refiere, pero más que nada creo que el prevenir llevando una vida activa y buena alimentación es la mejor medicina y seguro de vida que podemos invertir en nosotros. El cáncer no perdona edad, ni sexo, siempre he sido activa y con una buena alimentación, sin vicios y creo que en parte esto me ayudó muchísimo a que mi cáncer estuviera encapsulado y que aguantara la quimioterapia y la radiación mucho mejor”, escribió Loraine en su cuenta de Facebook.
Ahora, con la actitud de quien ama cada día, nos cuenta su historia del antes, durante y el ahora de su lucha contra el cáncer de mama. “Muy pocos tenemos el chance de tener una segunda oportunidad, por eso quiero compartir esta experiencia”, explica.
“NO DIJE ‘POR QUÉ’, DIJE ‘PARA QUÉ’”
Leo que has llevado una vida sana: hacías ejercicio, comías saludable, hacías tus chequeos…
Sí, he sido de las personas que come saludable, hago yoga y me reviso constantemente. Sabes, la mayoría piensa que si sigue este estilo de vida automáticamente es inmune al cáncer, pero no. Lo cierto es que, en mi caso, me ayudó, pues estaba encapsulado y la recuperación fue mejor. Así que siempre he pensado que mantenerse activo, deshacerse de los vicios, comer bien, descansar y ser feliz te da un plus: llevar un duro momento de mejor forma, física y espiritualmente hablando.
Jamás pensé “por qué a mí si llevaba una vida tan sana”, te aseguro que mi actitud siempre fue “para qué, qué voy a sacar de esto, cuál es la lección de vida”. Pero asegurarlo y seguir adelante es un paso muy difícil, no es nada fácil.
¿Cómo te enteras?
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Estaba fuera del país, visitando a mi hija que se fue a estudiar al extranjero. Mientras veía televisión, crucé los brazos y sentí una “bolita” en mi seno. Todas las que hemos pasado por esto saben de lo que hablo: un balde de agua fría te cae, porque sabía que no era normal, que no estaba bien.
No esperé mucho e hice una pronta cita con el ginecólogo. De diez indicadores para determinar que tenía algo malo solo uno daba indicios de que tenía cáncer de mama… el bulto en mi seno.
FUERZA INTERIOR, FORTALEZA
Luego de practicarse los exámenes, Loraine tiene dos luchas: la mental: “¿Lo comento?” “¿Me voy a morir?” “¿Voy a estar bien?”; y la otra, los seguros médicos. “El trato de los médicos hacia los pacientes con cáncer no siempre es el mejor, hay unos muy profesionales y muy humanos, pero otros… uno sabe que al final la salud es un negocio, lamentablemente. Gracias a Dios, los que finalmente me apoyaron fueron geniales”.
“En el caso de los seguros, pasa lo mismo, afortunadamente, fui tratada. En el proceso pensaba, ‘¿qué pasa con las personas que no tienen un seguro?’ Me llenaba de frustración, porque no tener recursos y tener una enfermedad como esta es mucho más difícil sobrellevarla. Pero siempre hay ángeles, como las fundaciones sin fines de lucro”, explica.
Durante el proceso de quimioterapia, ¿qué fue lo más difícil?
La barrera mental, creer que no vas a salir. El cuerpo es sometido al tratamiento de quimioterapia y de radiación que te tocan no solo físicamente, sino también emocionalmente, y ese es el reto, la actitud que tomes. Pude quedarme en cama, sufriendo. Pero decidí salir adelante, trabajar cuando podía y oxigenar mi cuerpo y mente con actividades positivas.
¿De quiénes sentiste fortaleza, apoyo?
Hay gente que es muy allegada a ti y, de pronto, cuando pasas un momento tan difícil, se retira. Pero también están aquellos que no son tan cercanos y en tribulaciones están contigo. En mi caso, mi hermano grande y su familia, así como mi esposo y mis hijos fueron un gran soporte.
Créeme, estar acompañada es muy valioso cuando pasas por esto, es una fuerza increíble. Tengo unas amigas que venían y fueron de gran ayuda, no puedo describir lo mucho que me ayudaron y valoré cada segundo de su compañía, sus risas e ingenio. Es paradójico, pero tuve una de las mejores quimioterapias gracias a su compañía, porque te hacen pensar en algo más, te hacen reír de cualquier cosa, jamás lo olvidaré, estoy agradecida.
El cabello, ¿fue complicado para ti?
Sí, desde el primer momento que me dan la noticia de que debía tomar sesiones de quimioterapia y radioterapia sabía que se me iba a caer. Por muy banal que parezca, es importante tenerlo en cuenta y saber desprenderse de un “canon de belleza”, que es trivial cuando tu vida está en juego. Pero lo entiendes hasta que pasas por un momento así.
Doné mi cabello y me acepté así, pelona, fue un paso en mi vida y un momento sumamente clave para lo que vendría después mientras me recuperaba.
UN PROCESO QUE SE COMPLICA
Loraine iba bien en su proceso, pese a todas las complicaciones que una quimioterapia conlleva. “Llega un momento en que te sientes sola. Por más que tu familia esté, hay momentos en los que te sientes perdida. Sentí que había llevado una vida sana y que había invertido en ello y de repente me toca. La quimioterapia puede atacar tu lado emocional, en mi caso, fue en la cuarta sesión, ni yo me aguantaba. La paciencia fue clave; no obstante, sentí cuesta arriba porque mientras estaba en proceso nos enteramos de que mi mamá también tenía cáncer, pero ella se enfrentaría a uno de pulmón y en etapa final.
¿Cómo superas la muerte de tu madre mientras pasabas por quimioterapia?
Fue lo más duro, pues además de pasar por mi proceso, con toda la carga emocional que esto conlleva, agregarle la carga emocional de mi mamá y no poder cuidar de ella porque podía ponerme en riesgo fue terriblemente doloroso. Mi familia estaba atravesando un momento difícil, de pronto ambas con una enfermedad muy dura. Yo pude salir adelante, pero el caso de mi mamá era cáncer terminal. Sabes, pude ver a mi mamá cuatro veces, entre mi proceso y la etapa final de ella.
Todo lo que pedía era poder enterrarla, porque en medio de la quimioterapia, que es muy difícil, tu cuerpo entra en un proceso fuerte, no sabía si podía tener las fuerzas para verla por última vez. Ella falleció tres días antes de que entrara a la última quimioterapia. Fue duro, muy duro.
UN DÍA A LA VEZ
¿Quién es Loraine ahora?
El hecho de tener tiempo sola me dio la oportunidad de encontrar muchas respuestas, la enfermedad te lleva a un nivel de comprensión y valor de la vida que no tienes en el día a día.
Te da una segunda oportunidad, cuando abro mis ojos y doy un “gracias”, simplemente porque estoy aquí, estoy por algo. No me preocupo tanto por el futuro, vivo el hoy y eso para mí era difícil antes. Claro, tengo mis metas, pero veo el hoy como el gran tesoro que es.
¿Qué lección de vida nos puedes compartir?
La enfermedad te regresa al punto de partida, no afanarte. Nada es prometido y te das cuenta de la fragilidad que tiene la vida. Por ello, hacerte el autoexamen, vivir una vida más feliz y cuidar de tu salud y alimentación es clave para prevenir o sobrellevar con la mejor actitud. Se puede, yo lo hice.
Tus próximos objetivos…
¿Sabes cuál es uno? Es vivir un día a la vez. Tengo planes, pero dentro de mis objetivos es no hablar tanto, es más dar el ejemplo y vivir a plenitud. Si hago algo, hacerlo bien. Si doy un servicio, hacerlo bien. Si vas a dar una charla, darla bien.
El amor que le tienes a la vida es lo que te va a sacar adelante, y si los demás ven esto en mí, entonces sé que voy por ese camino que quiero.
La movida de alfombra es dura, pero te hace recapacitar. Lo que en algún momento fue importante, tal vez no lo era, y qué es lo que realmente es de valor, tener esa dimensión.
APRENDER A CONFIAR Y VIVIR A PLENITUD
“Hay personas que no salen, hay otras que tienen una mastectomía radical. Yo salí adelante. En algún momento te da duda de todo, si va a funcionar, pero hay que confiar”, explica Loraine.
“Por ello, quiero ayudar a que más personas superen esto con la mejor actitud, más que todo a niños. Durante mi proceso, vi a pequeños padecer y sobrellevar el cáncer y eso es tremendamente duro. Cada vez que me sentaba a recibir una quimioterapia, sabía a lo que iba o podía expresarme de alguna forma, pero un niño no, es lo más duro que me ha tocado ver, esos niños son héroes”, expresa.
UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD
¿Reprochaste por lo que te tocó vivir?
Sí, pero se me atravesaron ángeles, que me dieron esperanzas. Sabes, sí se sienten las oraciones, cada vez que entraba en la quimioterapia entraba con mucha paz.
Para mí el cáncer no fue una maldición, pues me trajo autoconocimiento, ser más humana, saber la fragilidad de la vida y dimensionarla, saber quién está para ti y quién no, nunca imaginé todo el apoyo, cuando salía de una quimioterapia y ver la cantidad de mensajes de amigos y familiares, eso es increíble, sentí sus oraciones. Hubo un poder superior que siempre estuvo conmigo, sentí que me decía “todo va a pasar”, yo lo creí y ahora estoy aquí, platicando contigo.
P.D.: Loraine, espero que disfrutes en grande la graduación de tu hijo. ¡Te admiro! Luisa