Desde hace algunos años, “Food for the Hungry” trabaja la iniciativa “Madres empoderadas” para terminar con la desnutrición crónica infantil junto a más de 17 mil familias vulnerables en Huehuetenango, Quiché y Alta Verapáz, con el apoyo de la Fundación FEMSA (Coca-Cola FEMSA).
PUBLICIDAD
Esta estrategia ha permitido capacitar a 1,289 madres de familia voluntarias de comunidades rurales con el objetivo de promover el desarrollo de niños entre 0 y 5 años.
Las voluntarias aprenden sobre temas como lactancia materna, alimentación perceptiva y estimulación temprana, replicando el conocimiento en su círculo más cercano y atendiendo a 9,047 familias con niños pequeños.
Publinews conversó con Angélica Villatoro y Paola Cardona, de la organización “Food for the Hungry”, sobre la labor humanitaria que llevan a cabo en más de 176 comunidades guatemaltecas.
- ¿A qué se dedica “Food for the Hungry”?
Es una organización internacional, aquí en Guatemala se conoce como “Fundación contra el Hambre” o “FH”. Está desde 1976, vino después del terremoto para poder responder a la emergencia y en 1981 se legalizó como una organización en le país.
En el 88 inicia intervenciones en el Triángulo Ixil, Quiché, con un proyecto de salud materna e infantil implementando programas de desarrollo.
PUBLICIDAD
- ¿De qué trata la iniciativa “Madres empoderadas”?
Trabajamos por la seguridad alimentaria para reducir la desnutrición crónica, especialmente en niños menores de cinco años.
Nos centramos en la transformación comunitaria, enfocada en la niñez, buscando desarrollar la capacidad local, cambiando los comportamientos de las familias y líderes.
- ¿Cómo trabajan sus proyectos?
Desde el 2015 implementamos la estrategia de grupos cascada desarrollada con mujeres de las comunidades.
El personal capacitado que enviamos al campo transmiten estos conocimientos a un grupo de madres voluntarias elegidas por la misma comunidad. Ellas reciben esta información y la transmiten a su círculo vecinal. Así, en cascada, se llega a toda la comunidad. Al mismo tiempo, estas mujeres levantan su autoestima, reconocen que son capaces de hacer una diferencia en su comunidad, y algunas ya son tomadas en cuenta en el grupo de liderazgo comunitario.
En muchos lugares están acostumbrados a recibir donaciones de afuera, pero cuando ven que se trata de un proceso de transmisión de enseñanzas que darán resultados a largo plazo, no les agrada, quieren resultados rápidos. Nosotros trabajamos al revés, buscamos qué tiene la comunidad para desarrollar y cuáles son sus prioridades para trabajar en eso.
- ¿Cuál ha sido el impacto de la iniciativa “Madres empoderadas?
En el 2015 iniciamos con 415 madres voluntarias, y por la extensión que se hizo, en el 2017 hemos finalizado con más de 1200 madres voluntarias en las comunidades.
Como organización, nosotros estamos temporalmente, pero las madres voluntarias permanecen. Lo que buscamos es que sea algo autosostenible, pero es un proceso largo. Normalmente nosotros estamos de 8 a 10 años en la comunidad porque para lograr esto es necesario tener confianza con la población. Así, cuando nuestro personal capacitado les enseñan cosas nuevas, ellos lo aceptan.
- ¿Cómo eligen las comunidades en las que trabajarán?
De acuerdo al mapa de vulnerabilidad que el gobierno estableció con municipios prioritarios por el nivel de pobreza, desnutrición crónica. Nosotros estamos en tres de los departamentos donde es mucho más alto el porcentaje de estos problemas.
- ¿Cuáles son los principales temas que enseñan a estas madres voluntarias?
Cambios de comportamiento para reducir la desnutrición crónica, tenemos temas como lactancia materna exclusiva, control de las madres embarazadas y su buena alimentación desde el inicio de la gestación, alimentación complementaria perceptiva (se le enseña a la madre a atender bien al bebé, que lo trate con cariño, que le de la atención que necesita, etc.), hábitos de salud como lavado de manos, cuidar los recursos naturales de su comunidad.
Nos enfocamos en ayudar a reconocer las razones del porqué tienen que hacer eso. No es imponerle, sino que ellos identifiquen y relacionen para qué deben hacer las cosas, modificar su forma de pensar y romper los paradigmas de sus culturas.
- ¿Cuánto tardan estas capacitaciones?
Como es un programa integral, por ejemplo, con un módulo de capacitación puede tardar un año. Las madres voluntarias reciben un tema y durante el mes ellas transmiten ese mensaje. Se va evaluando en el proceso y si al terminar el mes se ve que esa lección todavía falta en la práctica, se sigue. Es caminar con ellos, lleva tiempo.
Al final, tenemos 7 indicadores para poder evaluar cuando una comunidad está lista para “graduarse”.