Todos los amantes de los eventos astronómicos recibirán una sorpresa este a finales de mayo y es que la inesperada lluvia de estrellas “Tau Herculidas” llenará el cielo de destellos estelares. No te pierdas ningún detalle de este fenómeno espacial.
Pronósticos de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) indican que la lluvia de estrellas “Tau Herculid”, alcanzará su punto máximo la noche del 30 de mayo y la mañana del 31.
Esta lluvia de estrellas son los escombros del cometa SW3, que golpearán la atmósfera de la Tierra muy lentamente, viajando a sóolo a poco más de 16 kilómetros por segundo, lo que significa meteoros mucho más débiles que los pertenecientes a eta Aquariids. Este evento astronómico será especial porque el radiante tau Herculid estará alto en el cielo nocturno en la hora pico pronosticada. Aún mejor, la Luna se encontrará en su fase nueva, por lo que no habrá luz de luna para eliminar los débiles meteoros.
La NASA informó que podrá avistarse en el centro, sur y este de Canadá, en Estados Unidos, América Central y parte de África Occidental.
El origen de la lluvia de estrellas
En 1930, los observadores alemanes Arnold Schwassmann y Arno Arthur Wachmann descubrieron un cometa conocido como 73P/Schwassmann-Wachmann, o “SW3”, que orbitaba alrededor del Sol cada 5,4 años. No obstante, SW3 no se volvió a ver hasta finales de la década de 1970, pareciendo bastante normal hasta 1995, cuando los astrónomos se dieron cuenta de que el cometa se había vuelto unas 600 veces más brillante y pasó de ser una mancha tenue a ser visible a simple vista durante su paso.
Tras una mayor investigación, los astrónomos se dieron cuenta de que SW3 se había roto en varios pedazos, llenando su propio rastro orbital de escombros. Para 2006, este cometa, estaba dividido en casi 70 piezas y ha continuado fragmentándose aún más desde entonces.
Todos los días, según la NASA, “la Tierra es bombardeada todos los días por millones de fragmentos de detritos interplanetarios que atraviesan nuestro sistema solar”.
Sin embargo, la mayoría de las partículas no son más grandes que el polvo y la arena, las cuales golpean la atmósfera superior a velocidades de hasta 72 kilómetros por segundo, se encienden y se queman.
De hecho, la Administración asegura que en una noche cualquiera, la persona promedio puede ver de cuatro a ocho meteoros por hora.
Por el contrario, las lluvias de meteoros o estrellas son causadas por flujos de cometas y escombros de asteroides, que crean muchos más destellos y rayos de luz a medida que la Tierra pasa a través del campo de escombros.