Imagina despertar en medio de la noche, sin poder moverte, hablar o siquiera gritar. Sientes una presencia en la habitación: tal vez una sombra en la esquina o una figura que se acerca lentamente a tu cama. No es el argumento de una película de terror, sino una experiencia real que muchas personas enfrentan: la parálisis del sueño.
Este fenómeno ocurre cuando el cerebro se despierta mientras el cuerpo permanece inmóvil por el sueño REM, la fase donde ocurren los sueños más vívidos. Esa desconexión impide que el cuerpo responda, generando una sensación de atrapamiento que puede durar desde segundos hasta varios minutos. Durante ese tiempo, las alucinaciones auditivas y visuales son frecuentes, intensificando el terror.
Los científicos creen que la parálisis del sueño está relacionada con altos niveles de estrés, patrones de sueño irregulares o trastornos como la narcolepsia. Sin embargo, las interpretaciones varían según la cultura: algunos la asocian con presencias demoníacas, fantasmas o incluso encuentros extraterrestres.
Aunque no hay evidencia científica de presencias reales, los expertos sugieren que la sensación de ser observado podría ser un vestigio evolutivo, una respuesta de alerta ante amenazas invisibles. La buena noticia es que, aunque aterradora, la parálisis del sueño no representa un peligro físico. Mantener horarios regulares de sueño, reducir el estrés y evitar estimulantes antes de dormir son las mejores formas de prevenir estos episodios inquietantes.