Ramiro Osorio tiene recuerdos intactos de lo que vivió a los cinco años, cuando un comando del Ejército llegó a su casa, ubicada en Las Dos Erres, asesinó a la población de su comunidad en Petén y se lo llevó.
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Ahora las historias de sobrevivencia serán llevadas a la pantalla grande. Osorio recuerda haber sido esclavo del hombre que lo raptó, torturó e intentó asesinarlo.
“Siempre me decía que si pensaba huir de la casa no había manera, que él me podía encontrar hasta cinco metros bajo tierra”, relató. “Yo tenía mucho miedo, él fue mi verdugo, me trató como si fuera un esclavo”.
Crimen contra la humanidad
La masacre ocurrida en la comunidad de Las Dos Erres en 1982 —en que según las investigaciones del Ministerio Público más de 200 personas fueron asesinadas— es llevada al cine en un documental bajo la producción del cineasta Steven Spielberg que se estrenó a nivel mundial este fin de semana en el festival de cine de Telluride en Colorado, Estados Unidos.
La historia de la matanza regresó a boca de todos en agosto pasado, cuando el exsoldado Santos López Alonzo, acusado de secuestrar a Osorio, fue deportado de Estados Unidos —donde radicaba desde 2001. Tras ser detenido, la fiscalía lo acusó de crímenes contra la humanidad, asesinato y sustracción de menores. López niega los cargos.
Los hechos ocurrieron el 6 y 7 de diciembre de 1982, cuando una unidad del Ejército llegó a la comunidad ubicada en Petén, en el norte del país. Allí, los soldados torturaron y violaron a las mujeres, e interrogaron y ejecutaron a los hombres. Para ocultar el crimen, los soldados lanzaron a un pozo a más de 200 personas, algunas incluso vivas.
Años después, la Fundación de Antropología Forense de Guatemala llegó al lugar y tras las excavaciones recuperó 162 osamentas de adultos y 67 de menores de hasta 12 años.
La historia de Oscar
El documental “Encontrando a Oscar” (“Finding Oscar”, en inglés) narra también la historia de Oscar Ramírez, quien fue uno de los secuestrados ese día a sus apenas tres años.
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El cineasta Ryan Suffern afirmó que cuando quedó muy sorprendido al conocer la historia de Ramírez. “No era precisamente lo que me esperaba de alguien con esa experiencia, era increíblemente amable, un padre maravilloso, esposo y muy trabajador, muy gracioso y un ser humano muy cálido”, indicó.
Agregó que considera importante contar la historia para entender “el rol que tuvo Estados Unidos en lo que sucedió en Guatemala… Esta historia tiene muchos matices, no sólo el genocidio, sino sobre la política exterior estadounidense y la inmigración”.
En la década de 1980, el gobierno del presidente estadounidense Ronald Reagan se enteró, a través de cables diplomáticos, de las atrocidades que el Ejército en Guatemala cometía, pero mantuvo contacto directo con el gobierno de Efraín Ríos Montt —que incluso un mes después de la masacre pidió al Congreso de Estados Unidos más apoyo económico para las fuerzas armadas.
“Con el documental, lo que se anda buscando es que se haga justicia y que no vuelva a pasar de nuevo lo que pasó en Las Dos Erres”, señaló Osorio.
Scott Greathead, productor de la cinta y abogado ad honorem que ayudó a Ramírez a regularizar su estatus migratorio consideró que el documental servirá para mostrar a los estadounidenses lo que pasó en Guatemala durante la guerra.
“Usaremos este film para educar a más gente sobre lo sucedido”, dijo. “Esperamos que los estadounidenses entiendan por qué los guatemaltecos, hondureños y otros, están aquí, por qué vienen, huyendo de qué”.
Las crudas escenas de las osamentas, una encima de otra, de cuerpos que fueron arrojados al pozo, contrasta con la exuberancia de los paisajes guatemaltecos y con la nueva vida de Ramírez y Osorio. Ambos tienen asilo político en Estados Unidos y Canadá por ser sobrevivientes de la masacre.
Gracias a sus estatus legales migratorios, ambos finalmente pudieron reencontrarse en diciembre de 2015, exactamente 33 años después de haber sido secuestrados.