La 189.º edición del Oktoberfest, considerada una de las mayores fiestas populares del mundo, quedó inaugurada este sábado en Múnich, en el sur de Alemania, en medio de estrictos controles de seguridad.
PUBLICIDAD
Desde la madrugada algunos visitantes, en su mayoría jóvenes ataviados con trajes tradicionales bávaros, habían hecho cola a la espera de que se abriera el recinto para entrar corriendo y coger sitio en las mejores mesas, según la tradición.
A mediodía se produjo la inauguración oficial, cuando el alcalde de Múnich, Dieter Reiter, abrió de dos golpes el primer barril de cerveza y se sirvió la primera jarra al primer ministro bávaro, el conservador Markus Söder.
Control
El festival, que durará hasta el 6 de octubre, arranca en un contexto de preocupación ante el riesgo de un posible atentado islamista, ya que el mes pasado un yihadista mató a tres personas en un ataque con cuchillo en un concierto al aire libre en el oeste de Alemania y desde entonces se han registrado varios ataques frustrados.
Al igual que en otras ediciones, los hasta seis millones de visitantes que se esperan deben someterse a controles de seguridad a la entrada del recinto, al que está prohibido introducir cuchillos, botellas de cristal y bolsos de más de 20 por 15 centímetros.
Con información de agencias.