Una carrera que simboliza el encuentro entre los vivos y los muertos, y en la que los jinetes arriesgan su vida, pues desde la noche anterior beben licor.
PUBLICIDAD
Aunque todo inicia meses antes, es la noche del 31 de octubre, en la que con varias ceremonias mayas los integrantes de la cofradía piden permiso a la madre tierra para participar en la carrera y como ofrenda, ofrecen sangre de gallos.
En la tradicional carrera de más de 300 años, en la que los jinetes utilizan el traje ceremonial, comienza a las 6 horas y concluye a las 18 horas, tiempo durante el cual la pista es rodeada por decenas de turistas nacionales y extranjeros que llegan para admirar como todos los participantes desafían a la muerte, pues aparte de la velocidad a la que se desplazan, ninguno de ellos conoce al caballo que monta, porque la mayoría son alquilados.
Cada montador deberá demostrar su capacidad de mantenerse vivo durante todo el recorrido, pues si llegara a caer, podría morir, y de hacerlo sería una ofrenda para la tierra, pues esto significa la llegada de una buena cosecha.
Esta es una de las mayores fiestas de Guatemala que se realiza en Todos Santos Cuchumatán, Huehuetenango, un municipio rodeado de majestuosas montañas de la Sierra de los Cuchumatanes.