Mientras avanzan las negociaciones en Ginebra, el Acuerdo Pandémico de la Organización Mundial de la Salud (OMS) emerge como un paso crucial hacia la justicia sanitaria global. En la doceava ronda de sesiones del Órgano de Negociación Intergubernamental (INB12), los representantes discuten un acuerdo que podría transformar la respuesta global ante futuras pandemias. Este tratado no solo afectará a las grandes potencias, sino que tendrá un profundo impacto en América Latina y, particularmente, en países como Guatemala.
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La equidad es un principio urgente y no negociable:
La pandemia de COVID-19 mostró cómo la falta de equidad en la distribución de vacunas y tratamientos resultó en más de 1.3 millones de muertes evitables, con América Latina sufriendo las consecuencias más graves.
Este acuerdo debe asegurar que, en futuras crisis sanitarias, todas las naciones, sin importar su nivel de ingresos, tengan acceso equitativo a las herramientas necesarias para proteger a su población. Guatemala, junto a otros países de América Latina, demanda que este acuerdo. sea concreto y eficaz, y que realmente garantice el acceso equitativo a las tecnologías de salud.
Producción Regional y Transferencia de Tecnología:
El Artículo 11 del acuerdo, centrado en la transferencia de tecnología, es fundamental para lograr una producción regional que permita la independencia sanitaria en América Latina. Términos como “voluntario” o “mutuamente acordado” no deben limitar el acceso de los países de ingresos bajos y medios a tecnologías esenciales. Establecer capacidades de producción en estos países es esencial para evitar las desigualdades observadas durante la pandemia de COVID-19.
Rendición de Cuentas y Compromisos Financieros:
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Para que el acuerdo sea verdaderamente efectivo, debe contar con mecanismos de cumplimiento. La historia ha demostrado que los tratados internacionales sin medidas de supervisión concreta suelen fracasar. El Artículo 20 necesita incluir compromisos financieros sólidos por parte de los países de altos ingresos, asegurando un financiamiento sostenible para que los países en desarrollo puedan prepararse y responder adecuadamente a futuras pandemias.
“Esto se puede lograr mediante enmiendas concisas a los Capítulos 17 y 21, es totalmente posible en esta última ronda”, agrega el Dr. Saul Paaú.
“Es vital que los gobiernos y la sociedad civil actúen con rapidez para garantizar que este acuerdo no perpetúe la inequidad, sino que impulse un sistema global de salud más justo y resiliente. Guatemala se suma a la demanda de que estas disposiciones se fortalezcan y que el acuerdo se convierta en un agente de cambio real y duradero”, puntualizar los expertos al respecto.