El condado de Los Ángeles ha reforzado la seguridad de las zonas devastadas por los incendios con la presencia de soldados de la Guardia Nacional de California y un toque de queda que busca evitar los saqueos en las viviendas que aún quedan en pie, una medida bien recibida por los vecinos que se han quedado a patrullar.
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El viernes el acceso a la ciudad de Altadena, devastada por el incendio Eaton, que oficialmente se ha cobrado la vida de al menos seis personas, era regulado por los soldados y oficiales de varias agencias de la ley locales y del estado, que solo permitían la entrada a los bomberos, el personal que atiende la emergencia y miembros de la prensa.
Soldados
Incluso los residentes de la zona que fueron evacuados y querían regresar a ver como se encontraban sus hogares tenían restringido el paso.
Al menos 600 soldados de la Guardia Nacional de California fueron desplegados en Los Ángeles para ayudar tanto a los bomberos como a la Policía con la emergencia desatada por seis fuegos, que este viernes aún queman y han dejado al menos 11 muertos.
Con información de agencias.