Ayer lunes 14 de abril, una tormenta de arena de gran magnitud cubrió gran parte de Irak, tiñendo el cielo de un intenso color naranja y reduciendo la visibilidad a niveles peligrosamente bajos. Las imágenes difundidas mostraban calles, edificios y vehículos envueltos en una neblina espesa que transformó el día en una escena casi apocalíptica.
El fenómeno no solo impactó visualmente, también tuvo consecuencias graves para la salud pública. Según informaron las autoridades sanitarias, al menos 2,000 personas fueron hospitalizadas con problemas respiratorios debido al polvo suspendido en el aire. Los hospitales activaron protocolos de emergencia para atender la creciente demanda de pacientes.
Aunque las tormentas de arena no son extrañas en la región, su frecuencia e intensidad parecen ir en aumento, lo que ha generado preocupación por sus efectos a largo plazo. Las autoridades recomendaron a la población permanecer en interiores y usar mascarillas al salir.