En los años 90, Bart Simpson no solo era la estrella de Los Simpson, sino también el rostro de Butterfinger, una barra de chocolate con mantequilla de maní. La campaña publicitaria, iniciada en 1988, mostraba al rebelde Bart disfrutando del dulce y defendiendo su botín con el famoso eslogan: “Nobody better lay a finger on my Butterfinger” (“Nadie toque mi Butterfinger”).
Los comerciales animados fueron un éxito rotundo, aprovechando el carisma y la actitud irreverente de Bart. Esto ayudó a que la marca se hiciera aún más popular entre los niños y adolescentes. La relación entre Butterfinger y Los Simpson duró más de una década, consolidando a la barra como un ícono noventero.
Sin embargo, en 2001, Nestlé (propietaria de Butterfinger) decidió no renovar su contrato con Los Simpson. Desde entonces, la marca ha intentado nuevas estrategias publicitarias, pero para muchos fans, la imagen de Bart Simpson sigue siendo inseparable del chocolate crujiente.