Cada Semana Santa, hay una película que vuelve con fuerza a la televisión y a la memoria colectiva: Ben-Hur, el clásico de 1959 protagonizado por Charlton Heston. Esta obra maestra no solo ganó 11 premios Oscar, sino que se convirtió en una tradición para generaciones que crecieron viendo su imponente carrera de cuadrigas y sus potentes mensajes de redención.
PUBLICIDAD

Aunque han pasado más de 60 años desde su estreno, Ben-Hur sigue atrapando al público con su mezcla de drama, acción y espiritualidad. En una época sin efectos digitales, la cinta logró escenas monumentales que aún hoy impresionan. Además, su trasfondo bíblico y su ambientación en los tiempos de Jesús la han convertido en una pieza clave del cine religioso.

Para muchos, ver Ben-Hur en Semana Santa es tan importante como comer pescado o asistir a una procesión. No importa cuántas veces se repita: la historia de Judá Ben-Hur, su traición, su sufrimiento y su perdón, sigue tocando fibras profundas.

Y aunque nuevas generaciones han crecido con otras referencias cinematográficas, Ben-Hur resiste. Es cine con alma, con historia y con una carga emocional que pocas producciones han igualado.