Investigaciones científicas alertan sobre productos cancerígenos en alimentación comunes de la cocina.
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La gastronomía guatemalteca, conocida por su riqueza y diversidad de sabores, ha cautivado paladares alrededor del mundo. No obstante, algunos productos comunes en las cocinas mexicanas han sido objeto de investigaciones científicas que alertan sobre sus riesgos potenciales para la salud, especialmente en relación con el cáncer.
Aquí te contamos sobre cinco productos cancerígenos.
1. Carnes procesadas y embutidos
Las carnes procesadas, como jamones, salchichas, tocino y chorizo, son elementos frecuentes en la dieta guatemalteca, ya sea en tortas, desayunos o guisados.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica a las carnes procesadas como carcinógenas de Grupo 1, lo que significa que hay suficiente evidencia científica para vincular su consumo con el desarrollo de cáncer, particularmente de colon y recto debe a la presencia de conservadores como nitratos y nitritos que, al someterse a altas temperaturas, generan compuestos llamados nitrosaminas, que han demostrado ser cancerígenos.
Reducir su consumo o elegir alternativas sin conservadores es una recomendación clave para disminuir el riesgo.
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2. Aceites reutilizados o recalentados
El uso de aceites vegetales recalentados en frituras es común en muchos hogares y establecimientos de comida en Guatemala. Freír alimentos repetidamente con el mismo aceite puede descomponerlo, liberando sustancias tóxicas como aldehídos y acroleínas, que tienen propiedades cancerígenas según diversos estudios científicos.
La expónica a estos compuestos puede incrementar el riesgo de cáncer de pulmón y otras enfermedades. Para reducir el riesgo, se recomienda evitar recalentar el aceite más de una vez y optar por métodos de cocción más saludables como asar o cocer al vapor.
3. Chiles secos contaminados con aflatoxinas
Los chiles secos, ingrediente clave en la preparación de salsas y diversos platillos guatemaltecos, pueden ser peligrosos si no se almacenan adecuadamente. Las aflatoxinas son sustancias tóxicas producidas por ciertos tipos de moho, como Aspergillus flavus, que pueden proliferar en los chiles mal conservados.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) clasifica las aflatoxinas como cancerígenas humanas, con vínculos claros al cáncer de hígado. Para evitar su s crucial almacenar los chiles en lugares secos y bien ventilados, y desechar aquellos que presenten signos de moho.
4. Refrescos y bebidas azucaradas
Guatemala es uno de los mayores consumidores de refrescos en el mundo. Estas bebidas no solo contribuyen al aumento de enfermedades como la obesidad y la diabetes, sino que también tienen un vínculo potencial con ciertos tipos de cáncer.
Según el Instituto Nacional de Cáncer de EU., las dietas con alto contenido de azúcar pueden fomentar la inflamación crónica, un factor que contribuye al desarrollo de tumores.
Además, algunos estudiostrado que el consumo excesivo de bebidas azucaradas podría estar relacionado con un mayor riesgo de cáncer de mama y colon. La reducción del consumo de refrescos y la preferencia por opciones naturales, como el agua de frutas sin azúcar añadida, puede ser un paso positivo hacia una mejor salud.
5. Tortillas y alimentos quemados
Las tortillas son un elemento básico en la dieta guatemalateca, pero hay que tener precaución al calentarlas o cocinarlas. Cuando las tortillas (o cualquier otro alimento rico en almidón) se calientan hasta el punto de quemarse, pueden generar compuestos como las acrilamidas.
Este compuesto se forma a partir de la reacción química entre los azúcares y un aminoácido llamado asparagina cuando los alimentos se exponen a altas temperaturas. La IARC ha clasificado las acrilamidas como posibles cancerígenas humanas. Para minimizar el riesgo, es recomendable quemar las tortillas y otros alimentos durante su preparación.
¿Qué se puede hacer para reducir el riesgo?
El consumo de estos productos no significa que inevitablemente cause cáncer; el riesgo está relacionado con la frecuencia y cantidad del consumo. Aquí algunas sugerencias prácticas para reducir los riesgos asociados:
Moderar el consumo de carnes procesadas: Buscar alternativas frescas y menos procesadas puede ser una opción más saludable.
Evitar el uso repetido de aceites para freír: Optar por métodos de cocción más saludables como hornear, cocer al vapor o asar a la parrilla.
Almacenar correctamente los chiles secos y otros alimentos susceptibles a la contaminación por moho.
Reducir el consumo de refrescos y bebidas azucaradas: Preferir agua simple o infusiones de hierbas sin azúcar.
Cuidar la cocción de alimentos para evitar la formación de compuestos peligrosos como las acrilamidas.
Con la combinación de conciencia, moderación y prácticas alimenticias más saludables, es posible disfrutar de la rica gastronomía guatemalteca al tiempo que se cuida la salud.
