El verano, con sus días soleados y altas temperaturas, puede hacer que entrenar al aire libre sea un desafío considerable. Sin embargo, no es imposible mantenerse activo y saludable incluso cuando el calor se intensifica. La clave está en adoptar medidas que prioricen la seguridad y maximicen la efectividad de los entrenamientos.
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El rango ideal para hacer ejercicio se sitúa entre los 20 y 24 grados Celsius, siendo peligroso realizar actividades físicas cuando el termómetro supera los 32 grados Celsius. En estos casos, lo mejor es ajustar el horario de entrenamiento para evitar las horas más calurosas del día, como el mediodía, y optar por hacerlo temprano en la mañana o al atardecer, cuando las temperaturas son más frescas.
El entorno juega un papel crucial. Es recomendable realizar los entrenamientos en lugares frescos y ventilados, preferiblemente con sombra natural. Si es posible, considera gimnasios con aire acondicionado o áreas interiores donde la temperatura sea más controlada.
HIDRATACIÓN CONSTANTE
La hidratación es fundamental para evitar golpes de calor y mantener el cuerpo en óptimas condiciones. Se aconseja beber entre 200 y 400 ml de agua cada 20-30 minutos durante el ejercicio. Además, es importante evitar bebidas alcohólicas o con cafeína, ya que estas pueden acelerar la deshidratación. Las bebidas isotónicas también son una buena opción para reponer los electrolitos perdidos a través del sudor.
ROPA ADECUADA Y PROTECCIÓN SOLAR
Elige ropa ligera, transpirable y de colores claros para reflejar la luz solar y evitar el sobrecalentamiento. Camisetas de manga corta, pantalones deportivos y calzado adecuado son esenciales. Además, aplica protector solar en las áreas expuestas y utiliza vaselina en zonas susceptibles a irritaciones.
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En días de calor extremo, reduce la intensidad de tus ejercicios. Opta por actividades de baja intensidad como caminatas, yoga o entrenamientos en interiores. Escucha siempre a tu cuerpo: si experimentas mareos, náuseas o deshidratación, detente de inmediato, busca un lugar fresco y rehidrátate.
PRESTAR ATENCIÓN A LAS SEÑALES DEL CUERPO
Los síntomas como mareos, fatiga extrema, dolor de cabeza o náuseas son señales de que el cuerpo está sobrecalentado. Ignorar estas señales puede tener graves consecuencias, por lo que es fundamental actuar rápidamente.
A pesar del calor, mantenerse activo durante el verano es factible si se toman las precauciones adecuadas. Adaptar horarios, lugares, hidratación y vestimenta, junto con escuchar al cuerpo, permite disfrutar de los beneficios del ejercicio sin comprometer la salud. Recuerda, entrenar de forma segura es entrenar de manera inteligente.