Bañarse a diario es un hábito común, pero no siempre es necesario. Si bien ayuda a eliminar el sudor y los malos olores, también puede resecar la piel, debilitar el cabello y alterar la microbiota natural.
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Los dermatólogos sugieren ducharse 3 a 5 veces por semana, dependiendo del nivel de actividad y sudoración. Si no te ensucias mucho, puedes espaciar los baños y enfocarte en lavar solo las zonas clave como axilas, pies y rostro.
El uso excesivo de agua caliente y jabones fuertes puede eliminar los aceites naturales de la piel, provocando irritación y sequedad. Optar por jabones suaves y duchas cortas ayuda a mantener el equilibrio.
En conclusión, no es obligatorio bañarse todos los días. La clave está en adaptar la higiene a tus necesidades sin afectar la salud de tu piel.