El fallecimiento de una mascota puede causar un impacto emocional profundo. Aunque para muchos puede parecer un tema menor, la pérdida de un animal de compañía suele sentirse como la de un miembro más de la familia. El duelo es real y válido, y es importante reconocerlo para poder sanarlo.
Cada persona vive el duelo de manera diferente, pero es común experimentar tristeza, culpa, insomnio o incluso síntomas físicos como fatiga o pérdida de apetito. Estos sentimientos no deben minimizarse ni ignorarse. Hablar sobre el dolor, expresar las emociones y permitirse llorar son pasos clave en el proceso de sanación.
Buscar apoyo también es fundamental. Compartir recuerdos con personas que entienden el vínculo con una mascota, acudir a grupos de apoyo o incluso recibir acompañamiento psicológico puede marcar una gran diferencia. No hay un “tiempo correcto” para superar la pérdida, y cada proceso es único.
Finalmente, algunas personas encuentran consuelo en crear un ritual de despedida o enmemorar a su mascota con una carta, un altar o una fotografía. El objetivo no es olvidar, sino aprender a vivir con la ausencia y mantener presente el amor compartido.