La diputada demócrata por el estado de Michigan, Laurie Pohutsky, anunció el pasado miércoles que se sometió a una esterilización voluntaria en enero, una decisión que atribuyó a sus preocupaciones sobre el futuro acceso a la salud reproductiva bajo la presidencia de Donald Trump. Pohutsky, quien ha sido vocal en su defensa de los derechos reproductivos, explicó que tomó esta medida radical para asegurarse de no tener que enfrentar un embarazo en un contexto político que, según ella, amenaza la autonomía corporal de las mujeres.
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En un emotivo discurso frente a cientos de manifestantes reunidos frente al Capitolio de Michigan como parte del ‘Movimiento 50501’, Pohutsky declaró: “Hace poco menos de dos semanas, me sometí a una cirugía para asegurarme de que nunca tendría que navegar por un embarazo en el EE.UU. de Donald Trump. Me niego a que mi cuerpo sea tratado como moneda de cambio por una Administración que solo ve valor en mi capacidad de procrear”.
La diputada insistió en la gravedad de la situación, señalando que su decisión refleja los temores de muchas mujeres en Estados Unidos. “Si conocen a gente que se cuestiona la gravedad de esto, voy a repetirlo: una funcionaria activa optó por la esterilización voluntaria porque no estaba segura de poder acceder a métodos anticonceptivos en el futuro”, afirmó.
La declaración de Pohutsky no tardó en generar controversia. Además de recibir críticas, la diputada también enfrentó amenazas de muerte, lo que subraya la polarización del debate sobre los derechos reproductivos en el país. En una entrevista, Pohutsky explicó que la decisión de someterse a la esterilización fue personal y que la había estado considerando durante varios años junto a su esposo. Sin embargo, la elección de Trump y el temor a las posibles restricciones en el acceso a la anticoncepción aceleraron su decisión.
“Finalmente se concretó con la elección de Trump y el miedo a lo que pueda pasar en términos de la cobertura de anticonceptivos por parte de los seguros médicos y si los sistemas hospitalarios seguirán prestando este tipo de cirugías”, explicó Pohutsky.
Aunque el aborto está actualmente protegido constitucionalmente en Michigan y los legisladores estatales han reforzado el acceso a los anticonceptivos, Pohutsky expresó su preocupación de que Trump pudiera firmar una orden ejecutiva para limitar el acceso a la anticoncepción. Esta inquietud no es infundada, ya que, tras la elección de Trump en 2016, médicos en todo el país reportaron un aumento significativo en la demanda de anticonceptivos de larga duración y procedimientos de esterilización permanente entre las mujeres.
A mediados del año pasado, Trump afirmó que estaba abierto a apoyar la regulación de la anticoncepción, aunque más tarde se retractó, declarando que “nunca ha defendido ni defenderá la restricción de procedimientos anticonceptivos”. Sin embargo, estas declaraciones no han sido suficientes para disipar los temores de muchas mujeres, quienes ven en su administración una amenaza a sus derechos reproductivos.
El anuncio de Pohutsky se dio en el marco del ‘Movimiento 50501’, que buscaba organizar 50 protestas en 50 estados contra las políticas de la administración Trump. Este movimiento refleja la creciente preocupación entre los defensores de los derechos reproductivos, quienes temen que los avances logrados en las últimas décadas puedan ser revertidos bajo el actual gobierno.