Ha transcurrido casi una semana desde el mortal atentado que cobró la vida de 22 personas en un concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande, en Mánchester. El ataque dejó también 59 personas heridas, una de ellas identificada como Lisa Bridgett, quien había acudido al lugar para recoger a su hija y a una acompañante.
La madre de familia se encontraba hablando por teléfono desde su iPhone 6S cuando ocurrió la explosión. Un dato tan trivial como importante, ya que fue el aparato el que le salvó la vida.
Según relata su esposo, Steve Bridgett, el teléfono celular evitó que una de las esquirlas se estrellara directamente contra el rostro de Lisa, disminuyendo la potencia del impacto.
"Lisa está de muy buen ánimo y se siente muy afortunada de estar viva, habiendo atestiguado de primera mano lo que le pudo haber ocurrido", escribió el hombre en una publicación en su cuenta de Facebook.
Lisa también tiene un tobillo fracturado, una herida de bala en el muslo y varios cortes más, explicó su esposo.
"Esta descripción puede parecer demasiado gráfica, pero al final del día es la realidad. Ella se recuperará totalmente, aunque no creo que su dedo vuelva a crecer", añadió.
La familia Bridgett agradeció a la Policía de Mánchester y a las personas que ayudaron a su esposa tras el incidente.
Salman Abedi, de 22 años, quien también falleció en la explosión, fue identificado como el responsable del ataque suicida. Un día después, la masacre fue reivindicada por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), indicando que "uno de sus soldados del califato colocó una bomba entre la muchedumbre" durante el concierto.
El atentado fue le más mortífero ocurrido en el Reino Unido desde julio de 2005, cuando cuatro explosiones paralizaron el sistema de transporte público de Londres y dejaron 56 muertos y cerca de 700 heridos.