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Venezuela apuesta a monedas comunales para combatir la hiperinflación

En las comunidades venezolanas ya circulan lionza, guaiquerí, paria, tamunangue, elorza, zambo, zamorano, ticopero, momoy y el panal. Son monedas comunitarias con las que, junto al petro (criptomoneda bolivariana), el gobierno de Nicolás Maduro apuesta controlar la hiperinflación que sacude a Venezuela desde octubre del año pasado.

Publinews Internacional se adentró a una de las comunas venezolanas para conocer de primera mano cómo funciona el sistema de monedas comunitarias. El plan del presidente de Venezuela elimina tres ceros a los billetes la moneda nacional, el bolívar, y el fortalece de las monedas comunales y el petro. Maduro apuesta a conjurar la crisis, que según denuncia es producto de una conspiración de Estados Unidos junto a opositores venezolanos. Venezuela lidera por tercer año consecutivo el ranking mundial de inflación. En los últimos diez años la inflación acumulada fue de un millón 725 mil por ciento.

Según Maduro, las monedas comunales fomentan “el intercambio solidario y el trueque como respuesta a la guerra económica”.

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Los integrantes del colectivo revolucionario “Alexis Vive” administran la comuna. En diez edificios multifamiliares que no abarcan más de dos kilómetros de extensión se comercia con el panal. Unos 100 negocios tienen la obligación de recibir la moneda comunal. Destacan los defensores de la economía comunal que el panal es el modelo de organización de la nueva Venezuela y la colocan de ejemplo de intercambio de bienes. Debe su nombre a la comuna socialista panal 2021, ubicada en el sector 23 de enero, al oeste de Caracas, en donde 12 mil personas, unas mil 600 familias, pueden negociar con tres denominaciones uno, cinco y diez panales.

Allí hay al menos cinco empresas de producción social, medios de transporte, televisora y radio comunitaria. Los billetes son vendidos en el BanPanal, un local pequeño en donde dos funcionarios reciben bolívares en efectivo y entregan los panales. También los venden en operaciones con punto de venta.

Hay tres billetes del panal. El de 1 equivale a 5 mil bolívares (55 centavos de dólar), el de 5 a 25 mil  (3,1 dólares) y el de 10  a 50 mil (5,1 dólares). Los funcionarios del banco aseguran que no se pueden falsificar pues tienen número de serie que los blinda. Pueden ser intercambiados en las tiendas de la comuna en donde venden productos alimenticios de la canasta básica a precios subsidiados. También hay negocios como bares, restaurantes populares, venta de boletos de lotería y de combustible que reciben el panal.

Los comestibles que subsidia el gobierno solo son recibidos por algunas familias. Dirigentes del colectivo elaboran listas de beneficiarios quienes reciben cantidades limitadas de alimentos.

Fábrica comunal

Entre los negocios más visitados de la comuna están una panadería, una venta de alimentos y una fábrica de ropa y bolsos.

Para hacer cualquier pago, se puede hacer combinaciones de panales y bolívares para redondear una cifra. Un pan de 200 gramos de peso cuesta 1 panal y doscientos bolívares. Si me das tres panales te vendo un kilo de arroz. Con dos billetes de los de 10 te llevas un kilo de azúcar”, interviene José Gregorio, un comunero quien está convencido de que el gobierno va a derrotar la hiperinflación con la reforma y con el apoyo a las monedas locales.

Lourdes Méndez muestra las tres denominaciones del panal. La de uno es la cara de un estudiante del 23 de enero, Kley Gómez, asesinado por el hampa común hace varios años. El de cinco tiene el rostro de Alexis González Revette, líder revolucionario muerto en 2002 y el de 10 es el de Hugo Chávez.

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Dice que en su trabajo de oficinista de una dependencia pública le pagan el salario mínimo y un bono con panales. “Los cambio por dinero en efectivo, pues esos cartones no los reciben en otros sitios de Caracas. Necesito billetes sueltos para pagar el transporte público que se cobra en bolívares. Casi siempre los cambio en las colas de la panadería Clap. Hay que ser práctico”, relató la mujer.

En la fábrica de ropa, que tiene un local en donde se coloca la producción, reciben menos panales, “porque son demasiados los billetes que nos tendrían que pagar, pasa lo mismo que con los bolívares, se debe reunir un montón para poder comprar algo. Un bolso cuesta 44 panales, una camiseta deportiva 60 y un vestido sencillo 70. La mayoría de las compras se hacen por punto de venta, con tarjeta de débito”, explica una vendedora quien pidió el anonimato.

El comercio es pequeño. Trabajan seis mujeres de la comunidad quienes reciben capacitación de técnicos del gobierno, que también les suministran máquinas de coser, telas e hilos.

Hay que vivir

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Si el Comandante (Chávez) viviera, esto no estaría pasando. Y sé que en donde está, debe estar molesto. Para que ponen los panales si los precios de la comida siguen subiendo. Para lo único que sirven es para comprar pan. Yo los recibo porque no tengo más opción, no quiero problemas con los amigos del colectivo. Mi negocio tiene más de 20 años en este sitio que ahora llaman comuna socialista”, dice Carlos, nombre ficticio de un comerciante de la zona.

Cuando junto una cantidad importante de panales voy al banco comunal y los entrego. No se pueden intercambiar por dinero en efectivo porque hay escasez de billetes en el país. Me hacen transferencia bancaria y tengo mis bolívares de vuelta de forma electrónica”, añade.

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Para Yamilet López, desempleada de 43 años, “me da igual si tengo billetes o panales. Lo que quiero es medicinas que no se consiguen. Cuando me dan alguno compro pan”. Su esposo Wilson dice que “la idea me parece buena, pero los precios suben y suben, cada día, por eso el panal no es negocio. No los puedo revender como hago con los billetes de cien mil bolívares. En el mercado negro me dan 140 mil o 160 mil por cada uno. De algo hay que vivir”, dice convencido.

William Méndez, mecánico, sí recibe al panal con gusto, “porque en algún momento me van a devolver el dinero. Estoy de acuerdo con la moneda comunal pues así se puede combatir al contrabando a Colombia de los billetes de 100 mil y 20 mil bolívares. En la frontera hay miles de nuestros billetes, listos para entrar a la industria de la falsificación de dólares. Ese papel de los bolívares es buenísimo”.

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