Frente a estrellas de Hollywood, Meghan y el príncipe Harry “rompieron” las reglas en el momento de dar el sí, en la denominada “boda del año”. La actitud de la novia no fue la tradicional.
Y es que la pareja salió de lo convencional durante la ceremonia que se llevó a cabo en castillo de Windsor que estuvo colmado de estrellas de Hollywood.
Además de que el sermón a cargo del predicador episcopal Michael Curry, dio una buena sacudida al hablar del “poder del amor”, la pareja hizo algo fuera de lo común.
Y es que la novia, que lució un hermoso vestido diseñado por Claire Waight Keller para Givenchy, decidió caminar hacia el altar en soledad a su entrada en la capilla, en un claro mensaje de “independencia”. Y no fue sino hasta el final del camino, que tomó el brazo de su suegro, el príncipe Carlos
Acompañada por su mamá Doria hasta la llegada al templo, la novia aprovechó la ausencia de su padre Thomas, para romper con la tradición de la “entrega” de la novia, según una publicación de “elmundo.es”.
Además, en sus votos matrimoniales omitió la palabra “obediencia” al esposo, siguiendo los pasos de la princesa Diana.
El príncipe por su lado, vistió con el uniforme de capitán de los Marines.
Por su lado, los Duques Sussex fueron protagonistas de un momento divertido en la boda, pues en el momento del “I Will” (lo haré), soltaron sonrisas de alivio entre los 600 invitados, con lo que dejaron a un lado la solemnidad del acto.