El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pronunció este martes su discurso anual sobre el Estado de la Unión, el tercero de su gestión, en el cual abordó temas como economía, educación, migración ilegal y seguridad, entre otros.
Trump llegaba a la cita en el Congreso envuelto en la polémica por el juicio político en su contra que actualmente se lleva a cabo en el Senado, mismo que podría concluir esta semana con su absolución.
No obstante, también entraba fortalecido por una encuesta que mostraba que su nivel de aprobación se encuentra en su máximo histórico, con un 49 %.
El inicio de su discurso estuvo marcado por su aparente desaire a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien le extendió la mano para saludarlo y este la ignoró.
Segundos después, abrió su intervención diciendo que "los años de decaimiento económico" de Estados Unidos han terminado, y asegurando que la economía del país está "mejor que nunca".
Asimismo, destacó la creación de alrededor de siete millones de empleos y apuntó que la tasa de desempleo es la más baja en medio siglo, y la más baja para cualquier gobierno estadounidense.
El magnate también destacó el reemplazo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la firma del nuevo acuerdo comercial con México y Canadá (T-MEC), el cual, según dijo, generará "justicia y reciprocidad". Hizo, además, hincapié en el acuerdo con China, señalando que el gigante asiático ya no podrá "aprovecharse" de Estados Unidos.
Reconoce a Guaidó
En uno de los puntos más llamativos de su discurso, el mandatario estadounidense se dirigió al líder opositor venezolano, Juan Guaidó, presente en el Capitolio, a quien reconoció como presidente encargado de la nación petrolera.
Trump se dirigió después a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, a quien calificó de "gobernante ilegítimo", y aseguró que "su tiranía va a ser destruida".
El mandatario reafirmó el apoyo de Washington a los pueblos de Venezuela, Nicaragua y Cuba, cuyos líderes son amplios detractores de Estados Unidos, y fue enfático en afirmar que "el socialismo destruye naciones".
Reafirma promesa del muro y ataca a los migrantes ilegales
Al referirse al tema de la migración ilegal, el presidente estadounidense volvió a hablar sobre el muro fronterizo con México, una de sus principales promesas de campaña, y señaló que para el próximo año se tiene contemplado que este supere los 800 metros de largo.
"Mi gobierno ha realizado esfuerzos sin precedentes para garantizar la seguridad en la frontera sur de Estados Unidos (…) si usted ingresa ilegalmente, va a ser removido prontamente de nuestro país", advirtió.
En ese sentido, aludió a los acuerdos de cooperación firmados con México, Guatemala y otros países centroamericanos, asegurando que gracias a estos los cruces ilegales han disminuido en los últimos meses.
"Estados Unidos debería ser un santuario para los estadounidenses respetuosos de la ley, no para extranjeros criminales", dijo.
Oriente Medio
Sobre Oriente Medio, el mandatario aseguró que el califato del Estado Islámico (EI) fue "destruido por completo" y destacó la muerte del líder del grupo extremista, Abu Bakr al-Baghdadi.
También se refirió al fallecido general iraní, Qasem Soleimani, muerto en un ataque estadounidense en Bagdad, Irak, y cuya muerte elevó a niveles nunca antes vistos las tensiones entre Washington y Teherán.
Trump reiteró, además, su promesa de retirar a las tropas estadounidenses de Afganistán y señaló que su administración está trabajando para terminar las guerras en esa región.
Por último, el mandatario pronunció varias frases de aliento dirigidas a sus conciudadanos, cerrando su discurso con el tradicional "que Dios los bendiga a todos y que Dios bendiga a Estados Unidos".
La parte final de la intervención del presidente se vio marcada, de nuevo, por Pelosi, quien respondió a su desaire al inicio del evento rompiendo la copia del discurso y tirándola.