La curva de contagio en el país está creciendo a mucha velocidad y estamos entrando, como dicen los expertos, en una etapa crítica. Una muestra de la capacidad que tiene este virus para expandirse con mucha facilidad se dio en el sistema penitenciario, en donde 69 de las 70 personas a las que se les hizo la prueba del Covid-19, es decir casi el 100 %, dieron positivo.
Ese dato, por el efecto que puede tener en términos de salud pública, es una luz roja que debe alarmar a todas las autoridades.
El Sistema Penitenciario tiene grandes debilidades estructurales e históricas que son variables preocupantes en esta crisis. Un hacinamiento que impedirá a todas luces cumplir con medidas como el distanciamiento social. En espacios en donde se triplica la capacidad de ocupación es imposible que las personas privadas de libertad puedan cumplir con las recomendaciones dadas por el gobierno.
Por otro lado, los centros carcelarios no tienen las condiciones para acatar medidas de limpieza para estar constantemente lavándose las manos o cumplir otras recomendaciones de este tipo.
En la mayoría de los centros el abastecimiento del agua potable es insuficiente. En este mismo sentido, se vislumbra el panorama del uso de la mascarilla.
Indudablemente, el problema en el Sistema Penitenciario pasa por la mala aplicación de los débiles protocolos que han diseñado para atender esta crisis, que se mezclan con factores estructurales que incrementan las condiciones para que el contagio en estos espacios sea un problema de salud pública para el país.
Por ello, es urgente que el Sistema Penitenciario tome medidas urgentes para atender la crisis de contagio en el sistema.
En una primera instancia, esto implica atender de manera inmediata las necesidades en infraestructura para habilitar los centros en donde se atenderán a las personas contagiadas y en proveer condiciones para que los privados de libertad cumplan con las medidas que se recomiendan y se pueda detener el contagio.
El hacinamiento es una de las variables que más preocupan. Hay experiencias internacionales que se pueden considerar para reducir la población penitenciaria con medidas sustitutivas de la prisión de manera temporal, o agilizar los procesos para que las personas que ya cumplieron condena y aún están en prisión, aunque usted no lo crea hay muchos casos así, puedan salir, como les corresponde; o bien, adoptar medidas especiales para los privados de libertad que padecen enfermedades crónicas.
De igual manera, el Sistema Penitenciario tiene que tomar medidas coordinadas con el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social para implementar los protocolos para tomar pruebas y atender a los infectados asintomáticas y los sintomáticos (leves, moderados y graves), especialmente a los que requerirán de atención hospitalaria.
Dado que eventualmente los privados deberán salir del centro de reclusión, el Organismo Judicial debe trabajar para que las resoluciones judiciales permitan atender las necesidades de manera oportuna.
En síntesis, el Sistema Penitenciario tiene que tomar medidas para brindar una atención médica adecuada; brindar condiciones para asegurar acceso a condiciones higiénicas y sanitarias; promover espacios para implementar una política que permita reducir la población penitenciaria, priorizando a los más vulnerables; solo por citar algunos aspectos.
El contagio en el Sistema Penitenciario es un problema de salud pública que nos debe preocupar a todos. ¿Qué opina usted?