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Un turismo sostenible necesita un turista responsable ¡Te decimos cómo serlo!

Conservación de la riqueza patrimonial

Sin duda, todos tienen un familiar que relata cómo era antes cuando viajaba en el país: ríos caudalosos y limpios en el paso por las carreteras, más avistamientos de fauna y flora, incluso menos medidas de seguridad y más contacto con las personas del destino.

Esas anécdotas son el reflejo más certero que anteriormente nuestros recursos naturales estaban en mejor estado de conservación, nos hace reconocer cómo se han degradado en poco tiempo. Por lo tanto, esa reflexión enciende las alertas de la importancia de un turismo responsable.

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Turismo responsable

De acuerdo con el Código Ético Mundial para el Turismo de la Organización Mundial del Turismo, esta práctica, generalmente asociada al descanso, a la diversión, al deporte y al acceso a la cultura y a la naturaleza, debe concebirse y realizarse como “un medio privilegiado de desarrollo individual y colectivo”.

“Si se lleva a cabo con la apertura de espíritu necesaria, es un factor insustituible de autoeducación, tolerancia mutua y aprendizaje de las legítimas diferencias entre pueblos y culturas y de su diversidad”, insiste el texto que reúne los estatutos para un turismo responsable.

Protegerlo como algo propio

¿Conoces a alguien que gasta de más la energía eléctrica al bañarse o deja las luces encendidas durante la noche en un hotel argumentando “que ya pagó por ello”? Esto es algo más común de lo que te imaginas; sin embargo, genera un impacto no sostenible para el destino que visitas.

Un turista responsable no viaja bajo sus propias reglas, hábitos y preferencias. Parte de la planificación de un viaje implica informarse sobre esa cultura, sus normas religiosas, sus patrimonios, para adaptarse durante la visita.

¿Cómo proteger un sendero? ¿Cómo actuar dentro de un área protegida? ¿Cómo impacta tu visita a un ecosistema? ¿Cómo se tratan los residuos en las comunidades más turísticas?

Un turista responsable es empático con su entorno, y respeta, comprende y aprende y se adapta a las personas y a su cultura.

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Utiliza los recursos digitales disponibles para evitar el consumo de papel en reservaciones, mapas, indicaciones y otros. / Shutter

Sé un turista responsable

  1. Un cambio de mentalidad: ¡Todo inicia en ti! Planificar, organizar y reflexionar sobre las huellas que dejas. Así como lo dice el famoso YouTuber, Allan por el mundo, “Los días de viajar ligero, sin planear y sin reservas, se terminaron”. Es importante que te informes y planifiques para que tu visita contemple todo lo que necesitas, sin llevar de más.
  2. Maneja tu basura: Evita generar más residuos de lo normal. Aunque para viajes es más fácil optar por objetos desechables para evitar “cargar de más”, estos representan un aumento en el manejo de desechos para la comunidad. Además, hay residuos que afectan el hábitat de especies animales y dañan la vegetación. Si vas a un área que no tiene un buen manejo de desechos sólidos, puedes llevar de regreso parte de tu basura para no contaminar localmente.
  3. La tecnología como aliado: Con el uso de los teléfonos inteligentes y tabletas se puede reducir el consumo de papel y disminuir la producción de basura. Utiliza tus indicaciones, ubicaciones, mapas, guías, reservaciones en formato digital. Te asombrará descubrir todo lo que puedes conocer de un destino turístico con el uso de la tecnología.
  4. Elecciones responsables: Así como el dicho “dime con quién andas y te diré quién eres”, así es como tu mentalidad responsable te llevará a buscar destinos, operadores y servicios sostenibles. Selecciona proveedores de servicios turísticos (hoteles, restaurantes y destinos) más amigables con el ambiente. En el país hay varias opciones para vivir una experiencia única y en total armonía con el medioambiente.
  5. Respeta la naturaleza del lugar: Contribuye a reducir la degradación de los ecosistemas. Respeta los senderos y su vegetación, evita recoger “recuerdos” como piedras, plantas, conchas, caracoles o corales. Evita modificar el hábitat de la fauna con sonidos estruendosos, incluso, en algunos senderos se recomienda mucho el silencio (esta práctica te permitirá ver más animales si tienes un poco de paciencia y buenos ojos o binoculares). Evita comprar recuerdos o consumir carnes de animales en peligro de extinción.
  6. Apoya la economía local: En Guatemala, existe un sinfín de opciones para contribuir con la economía local en cualquier ámbito que te imagines: en la gastronomía, recuerdos, alojamientos, manifestaciones culturales y ancestrales, entre otros. Las artesanías son una excelente opción para “llevarte” un recuerdo del destino turístico y de apoyar a la economía local. La elaboración de artesanías constituye toda una tradición familiar y cultural. Enseñanzas que van de generación en generación, en las que cada miembro de la familia tiene un papel importante en la fabricación de artesanías.
  7. Transporte local: Aprovecha a utilizar el transporte de la comunidad, en lugar de vehículos destinados para tu uso exclusivo, como taxis o autos alquilados.
  8. Sin excesos: Es importante que tomes conciencia de cómo utilizas los recursos de otros, en especial del agua. Consume de manera responsable el agua, la electricidad, el gas, todos los recursos no renovables que pueden administrarse mejor.
  9. Sé respetuoso: Es importante ser respetuoso y comprensivo con las diferentes manifestaciones culturales, incluso, con todos esos imprevistos que ocurran. Comparte con las personas de la localidad, respetando su cultura y normas de convivencia. Las personas no son parte del paisaje, si quieres tomar fotografías de sus representaciones culturales, solicita el permiso.
  10. Aprende y educa: La satisfacción de haber viajado y contribuido con tus hábitos a preservar el medioambiente es algo que definitivamente se debe compartir. Para ello, tienes muchas formas de hacerlo y una de las más utilizadas hoy en día son las redes sociales. Ayuda a difundir esos pequeños detalles que pueden lograr el desarrollo sostenible de una comunidad.

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