El rotavirus sigue siendo una de las principales causas de diarrea severa en niños menores de cinco años. Esta infección viral ataca directamente el sistema gastrointestinal, provocando fiebre alta, vómitos constantes y una deshidratación que puede volverse crítica en pocas horas.
Lo más alarmante es la rapidez con la que evoluciona: lo que comienza como un malestar leve puede escalar a una emergencia médica en muy poco tiempo. Por eso, los especialistas insisten en que los padres deben estar atentos a cualquier síntoma y buscar atención médica inmediata.
El tratamiento no tiene cura específica, pero sí requiere una hidratación intensiva y, en algunos casos, hospitalización. Afortunadamente, existe una vacuna que puede prevenir los casos más graves, y se recomienda su aplicación desde los primeros meses de vida.
La prevención también incluye una higiene estricta: lavado frecuente de manos, limpieza de superficies y cuidado con los alimentos que consumen los niños. Ante cualquier sospecha, no esperes. El rotavirus no da segundas oportunidades.