Un devastador terremoto sacudió Myanmar y golpeó con gran intensidad en varias ciudades vecinas, incluyendo Ruili, en China, dejando a su paso una estela de destrucción y caos.
En medio de la tragedia, un acto de valentía se destacó en el hospital Jingcheng de Ruili, donde dos enfermeras demostraron un coraje admirable para salvar vidas.
Mientras el temblor estremecía la ciudad, las enfermeras, identificadas como Li Wei y Zhang Fang, se encontraban en la unidad de neonatología.
Al percatarse de la magnitud del terremoto y el peligro inminente, no dudaron en proteger a los recién nacidos que se encontraban en incubadoras, quienes eran los más vulnerables ante los posibles daños.
Con rapidez y determinación, las enfermeras se acercaron a las incubadoras, cubriéndolas con sus propios cuerpos, evitando que las estructuras metálicas y el mobiliario cayeran sobre los frágiles bebés.
Su rápida acción evitó lo que podría haber sido una tragedia aún mayor, ya que las réplicas del terremoto continuaron por algunos minutos después del primer temblor.
El hospital Jingcheng, ubicado en Ruili, es conocido por ser uno de los centros médicos más cercanos a la frontera entre Myanmar y China, lo que lo convierte en un punto crucial para el tratamiento de pacientes provenientes de ambas naciones.
Gracias a la valentía de Li Wei y Zhang Fang, los recién nacidos se encuentran a salvo y no se registraron víctimas fatales en la unidad.
La comunidad local y el personal del hospital han aclamado el heroísmo de las enfermeras, quienes a pesar del miedo y el caos, priorizaron la vida de los más vulnerables en un momento crítico.
El terremoto, con epicentro en Myanmar, dejó decenas de muertos y miles de desplazados, y su impacto se sintió en varias regiones del sureste asiático. Aunque las autoridades continúan con las labores de rescate y recuperación, el gesto de las enfermeras en Ruili ha demostrado que, incluso en los momentos más oscuros, la valentía y el altruismo pueden prevalecer.