En el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala, una leyenda revive cada Semana Santa: la historia de la misteriosa mujer conocida como “La visitante de los siete sagrarios”. Cuentan los abuelos que, al caer la tarde del Jueves Santo, una dama vestida de negro y con rostro cubierto por un velo comienza a recorrer, en silencio, siete templos del centro capitalino.
Lo peculiar es que nadie la ve llegar ni irse. Solo aparece dentro de las iglesias, arrodillada frente al Santísimo, siempre sola, sin hablar con nadie, sin pedir nada. Los sacristanes y devotos más antiguos aseguran que sus pasos no hacen eco y que, al buscarla, simplemente desaparece. Algunos creen que fue una mujer muy piadosa que murió en circunstancias trágicas antes de completar su promesa de visitar los siete sagrarios. Otros aseguran que es un alma en pena que busca redención, o incluso una señal para quienes han perdido la fe.
A lo largo de los años, más de un curioso ha intentado seguirla o fotografiarla sin éxito. Las cámaras fallan, los testigos se confunden y el misterio se mantiene intacto. Lo único seguro es que, año con año, hay quienes juran haberla visto. Siempre en silencio. Siempre de negro. Siempre cumpliendo con su recorrido sagrado.
Este relato forma parte de las leyendas vivas de Guatemala, donde la tradición religiosa y lo sobrenatural caminan juntos entre sombras, incienso y campanas.