Antes de los selfies y las vacaciones en resorts, el verano se vivía con otro ritmo. En los años 60, tus abuelos se lanzaban al sol con trajes de baño que hoy serían pura nostalgia retro. Las playas y piscinas eran escenarios de estilo: ellos con shorts altos y gafas grandes; ellas con enterizos de colores sólidos, lunares y cortes coquetos, siempre con un aire de elegancia discreta.
Los trajes de baño masculinos eran sencillos, ajustados y de corte alto, muchas veces en tonos pastel o con patrones geométricos. Las mujeres, en cambio, apostaban por siluetas que realzaban la figura: escotes en forma de corazón, espaldas descubiertas y cinturillas marcadas. Todo con un toque sofisticado, sin mostrar demasiado.
El verano se disfrutaba entre radios portátiles, helados de palito y paseos en autos sin aire acondicionado. La moda de esa época, sin buscarlo, marcó tendencia: hoy es común ver diseños inspirados en ese estilo vintage que tanto recuerda a las vacaciones familiares de antaño.
Más que una moda, era una actitud: disfrutar del sol con clase, estilo y sin prisas.